jueves, 12 de noviembre de 2015

“EL EURO; De salida ,sí.”

REFLEXIÓ RADICAL: “EL EURO; De salida ,sí.” Me permito, por haber sido uno de los escasos economistas que se opusieron públicamente en España al tratado de Maastricht, (En la revista gallega “Análise Empresarial Primeros meses de 2004) el ofrecer unas pequeñas reflexiones sobre nuestra economía y una posible, pero difícil salida por parte de un débil, pusilánime gobierno, y doblegado a la vergonzosa sumisión de nuestra soberanía a los dictados de política económica dictados por las instituciones de una U.E. dominada por una dogmática reaccionaria y dominante actitud alemana, refrendada por otras naciones. El dominio de una ideología neoliberal y de una política económica en ella inspirada ha obligado a nuestro país a introducir unas injustas y deflacionistas medidas fiscales que gravan seriamente el bienestar de la mayoría de la población y que impedirán o retrasaran gravemente la recuperación de nuestra economía. 
La situación mundial del balance ideológico y económico suscita hoy en muchos países una desconcertada opinión pública porque el descrédito de las teorizaciones monetaristas, de las “expectativas racionales”, y otras que han venido estructurando el discurso neoconservador aparecen hoy discursivamente gastadas pero, paradójicamente, su poder social, sobre todo en Europa, se incrementa trágicamente, imponiendo un lejano e hipotético ajuste a través del doloroso incremento del marxista “ejército de reserva” o sea el de unos atemorizados parados o amenazados empleados, muy debilitados y por tanto más proclives a aceptar el falso estímulo de unos bajos salarios conducentes a hipotéticos mayores beneficios y renovadas inversiones. No se nos habla apenas de economía de la oferta pero se destruyen los estímulos a la demanda total agitando el miedo al déficit fiscal. Para justificar la tremenda y valerosa propuesta de una posible salida del Euro, conviene hacer un muy somero balance de las ventajas e inconvenientes que se han derivado de la adopción de esta medida por España, si bien no todo es cuantificable. Para respetar cierto criterio de ecuanimidad he tomado ciertos argumentos en pro de la moneda única del reciente, e interesante aunque conservador libro de David Marsh. “The Euro” (Yale U.P. 200). Varias veces Marsh nos señala la imposibilidad de deslindar los efectos beneficiosos de la introducción del Euro con las consecuencias negativas que han tenido ciertas medidas de alcance mundial vinculadas a las políticas globalizadoras. Por ejemplo: sin la creciente movilidad de los flujos de capital, las actividades de los bancos centrales de las economías emergentes, la actuación de los fondos soberanos, etc. 
Los EE.UU. no hubieran sido capaces de financiar una desorbitada expansión consumista, reflejada en sus crecientes déficits. En cuanto a ciertos países europeos “particularmente dinámicos” (Informe de la OECD, Otoño 2007) como España se consiguió un notable abaratamiento de la financiación del déficit de su balanza de pagos al permitir que los intereses de su deuda con el exterior fuesen realizados a un tipo de interés bajo, favorecido entonces por el BCE y Alemania. Otra ventaja mencionada profusamente fue la del efecto de frenar la inflación de los que países que accedieron al Euro. Esta aserción la rebate el mismo Marsh al atribuirla a otras medidas relacionadas con la globalización más que los el Euro señalando los ejemplos “a contrario” del Reino Unido Suecia y Noruega y el hecho de que la inflación anterior a la ruptura de Bretton Woods era apenas superior a la posterior al Euro. Llegados a este punto nos podemos preguntar si la diferencial del interés que hubiera tenido que pagar el gobierno de España hubiese sido muy alta. Mi opinión es que la diferencia no hubiese sido muy grande al elegir un conjunto variado de divisas internacionales en las que estuviese denominada la deuda exterior; por otra parte no olvidemos que esta representa solo parte, aunque importante, de la deuda del estado que en gran medida es sustentada por fuentes interiores, menos susceptibles a los factores externos. 
Debemos de recordar que la entrada de España en el Euro, y anteriormente en la filosofía y práctica política neoconservadora encarnada en Maastricht (y continuada en Lisboa) acarreó serias pérdidas en muchos sectores industriales de España (cono por ejemplo gran parte del sector naval) que se vieron abocados a aceptar un desarme arancelario excesivamente rápido. Una lectura de recientes declaraciones de nuestro conservador Banco Central y su insistencia en que los bajos tipos de interés abarataron la deuda (que creció desmesuradamente) en nuestro país deberán de ser matizadas recordando que pocos sectores se aprovecharon de los créditos disponible para desarrollar sectores de alto valor añadido o destinados a favorecer un aumento de la productividad. Como parece olvidar el Sr. Fernández Ordoñez la parte del león consistió en lo que todos llamamos el sector del ladrillo. El éxito del gobierno de entonces consistió en producir una burbuja especulativa de proporciones gigantescas y un aumento masivo de un empleo poco productivo. Aun hoy día siguen (desde el P.P.) vanagloriándose de esto. El monstruoso aumento de unas existencias de inmuebles (invendidos en gran parte) el incremento del paro se debe a las ciegas políticas de sometimiento a los caprichos de un mercado que no hubiesen sido posibles bajo una cautela mínima de lo que se conocía, ya hace tiempo como planificación indicativa sobre un desatado sector financiero. Estas “existencias” no absorbibles durante mucho tiempo sirven como armas para hacer capitular a ciertos políticos poco afines, a la par que para debilitar las capacidades compensadoras de los poderes sociales de los trabajadores. Ello facilitará el deseado ajuste del inmediato costo laboral mediante, (como ocurrió en Alemania) una rápida bajada de los salarios reales. 
Quisiéramos al fin de mi artículo subrayar dos fracasos sociales mayores de las políticas neoliberales que se están agudizando a nivel mundial y sobre todo en Europa y recordar el desastre y la miseria que estas políticas ya han causado en los Estados Bálticos. La primera viene bien ejemplarizada por una declaración del Canciller alemán Kohl que antes de la firma del Tratado de Maastricht señalaba que la introducción de una unificación monetaria sin avanzar en una unión política sería como “construir castillos en el aire” considerando que una política que no tuviese en cuenta una solidaridad social entre países y entre las clases en cada país uno estaría abocada al fracaso. La segunda observación, estrechamente relacionada con la anterior, es la de que el fracaso institucional de una adecuada integración de la política fiscal con la monetaria conduciría, como ya ha sucedido, a un fracaso redistributivo entre y dentro de cada país, como consecuencia de políticas comunes a la U.E. A estas consideraciones debe de añadirse el carácter hegemónico de las políticas propiciadas desde una Alemania que impone medidas de ajuste sobre los países más débiles de la U.E. con escasa o nula consideración de su situación. Si al comienzo de 2004 nos manifestamos contra el neoliberalismo, un keynesianismo de guerra y unas tendencias peligrosas gritando: ¡No a Maastricht!, hoy debemos de decir: ¡No al Euro y a las reaccionarias políticas de la U.E.! Una somera consideración de un balance de costo-beneficio arrojaría (si fuese cuantificable) un saldo negativo para España. 
Debo finalmente expresar mi pesimismo; en esta coyuntura no existen fuerzas políticas ni mecanismos sociales que apoyarían a esta propuesta, ahogada como esta está por una avasalladora propaganda mediática que hace que se acepten de modo acrítico sacrificios por sectores sociales totalmente ajenos a las causa de la dramática situación actual. 

Firma José Fernando Pérez Oya. Economista M.A. por Oxford. Responsable, durante largos años del análisis económico de los países del Sur de Europa en la Comisión Económica para Europa de Naciones Unidas. 

Publicado en la revista gallega “Análise Empresarial Primeros meses de 2004 y publicado en la revista "A Nosa Terra" en 2010.  Vigo.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Carta a Gabilondo

Sr. I. Gabilondo Vigo.30-6-2005.
Distinguido Sr.:
Aunque mis comunicaciones anteriores (algunas muy críticas y algo irritadas) no merecieron por su parte respuesta alguna a este ocasional colaborador (en la TV de Madrid durante la 1ª “guerra del Golfo), me decido hoy a escribirle por un asunto que estimo grave y que, para que la información mejorase en nuestro país, necesitaría de su atención. Me refiero a su difusión del “pensamiento único” en economía, que transmiten sus expertos, Srs. de Guindos y Ontiveros. Tiene cada economista derecho a sus propias opiniones; ¡faltaría más!, pero lo que es lamentable es que se presente a una sola escuela de pensamiento como única y canónica. De ello es Vd., como a la noche su compañero Sr. Llamas, responsable. No debería Vd. tumbarse en los laureles que, según el índice de audiencia, le otorga la rival cadena COPE regida por un personajillo que he calificado públicamente de esquizofrénico resentido y cuyo nombre debería de permanecer alojado en alguna papelera de reciclaje. No, el asunto es más serio y para ello quiero sustanciar ciertos temas, aunque me temo no los ignore totalmente, por ser bastante obvios. Ahí van:

Los Srs. “expertos” son buenos fieles de un pensamiento ultraliberal, (aplicados discípulos de Hayek y Friedman) y partidarios acérrimos de un hipostasiado mercado cuyos pequeños desajustes son corregibles y conducirán, a la larga a un desarrollo universal y global que nos conducirá hacia una asintótica felicidad en la igualdad (de oportunidades), y a la libertad de una democracia “fukuyamesca”, dentro de una naturaleza reconciliada con un eternamente perfectible sistema. Apoyados por todo un aparato institucional universitario, ideológicamente y económicamente tributario de la “escuela dominante” en el “Imperio USA” , se nos quiere hacer creer que se nos dispensa un pensamiento científico, que por ser científico, es único. En una reciente conferencia nuestro común admirado Steiner se asombraba de que Marx se ignorase (entre los sociólogos y economistas) de nuestro Reino de las Españas; algo así como si en alguna escuela de psicología no se hablase de Freud. Sus expertos han seguido, como Brus y Laski, un camino de Marx al mercado, pero olvidando convenientemente el primer término del camino. No, Sr. Gabilondo y “sus” expertos, todo esto no es cierto. Para quien quiera saberlo ya en un alejado año 1991 Mair y Millar nos informaban en su libro: “A modern guide to economic thought” (Edward Elgar) de la existencia de, creo, siete escuelas de pensamiento económico. El olvidar las otras es un ejercicio de engaño, arrogancia, o demostración de ignorancia ideológica, como K. R. Hoover nos hacía recientemente ver. Las ideas de “sus” expertos han sido impugnadas desde hace tiempo. Recordemos, en cita no exhaustiva, los viejos libros de R. Villareal: “La contrarrevolución monetarista” (Océano 1983), el libro relativamente reciente de A. E. y A. F. Calcagno: “El universo neoliberal”, (Alianza, Buenos Aires 1995), los libros de Bernard Guerrien, los de Dumenil, de Husson de Sachs, de Harriberri. etc. Todos ignorados por un silencio de “omertá” del que Vd., de algún modo, participa. Pero hay más, incluso dentro de los que no rechazan el modelo capitalista encontramos libros, como el reciente de Bruno Amable: Les cinq capitalisms” cuyo subtítulo se refiere a la diversidad de los sistemas económicos y sociales del capitalismo. Claro que Amable hoy, como ayer Michel Albert, están contaminados por la “ignorada” y franchute (pronunciar con desprecio aznarino) escuela regulacionista; ¡vade retro Sátana!. Todo esto no tiene importancia pues, como nos informó el Sr. De Guindos (el 28-6-2005): “el mercado es un sistema autorregulador que acaba subsanando los descarríos de los políticos”. ¡Oremus!. No olvidemos que Hayek aceptaba en alguno de sus últimos escritos que era necesaria una comunidad de valores, puesto que aquellos eran necesarios para que se derivasen las consecuencias favorables de los comportamientos “espontáneos”.
Permítame, Sr. Gabilondo que termine este largo mamotreto epistolar con una anécdota personal. Mientras escuchaba el 28 a “su” experto, leía un sólido semanario conservador británico: “The Economist”. En el primero de los artículos de la página 87 se comentaba como el costo del “capital” (prestamos hipotecarios) parecía tener una relación inversa con lo que temían algunos ser denominado “factor racista”, y que en realidad era sencillamente nivel de ingreso. Pues bien ese sistema de mercado causa mayor desigualdad y menor movilidad social entre los ciudadanos del Imperio. Ejemplo de la sabiduría del mercado es, para algunos expertos, que al realizar esta relación inversa con el ingreso ello revela la sabiduría de la percepción del “riesgo”, en cuya sociedad dicen algunos filósofos que vivimos. Sobre el diagrama que acompaña al segundo artículo retengo mi impaciencia a la espera de las luminosas elucubraciones que nos brindarán “sus” expertos.

Le saluda muy cordialmente, pero como decía el poeta, sin esperanza pero con convencimiento:
José Fernando Pérez Oya.
(J. F. Pérez Oya ha sido funcionario internacional experto economista de Naciones Unidas de 1989 a 1998, vive parcialmente retirado en Vigo, es B. A. M. A Oxon. Su ultimo puesto en la CEPE ha sido la de evaluar las políticas económicas de ciencia y tecnología a nivel pan-europeo, es miembro fundador de EAEPE, miembro de URPE, la asociación de economistas socialistas, etc.)
Sr Gabilondo:Después de escuchar hoy la cadena SER y de no haber NUNCA recibido por su parte el menor acuse de recibo me permito, sin esperanza pero con covencimiento (como decía un poeta), poner en su conocimiento el siguiente hecho, que como en muchos anteriores alimentará su papelera.
El que le escribe es (entre otras cosaa) B.A.; M.A. Oxon y ha servido durante 32 años la Comisión Económica para Europa de Naciones Unidas. Su última asignación allí fue la de ser responsable del análisis (a nivel pan-européo) de las políticas de Ciencia y Tecnología. Al resegrar en el año 1989 a España se dirigió a más de 10 (diez) Universidades proponiendoles un curso sobre Economía y Ciencia y Tecnología. No tuve- como en anteriores misivas a Vd- más que un sepulcral silencio por respuesta. Medite algo sobre eso.
Naturalmente no me han desanimado ni Vd. ni  “su” Cadena y sigo en periodicos locales publicando mis reflexiones, la última está disponible (sobre las en EE.UU.) en www.igadi.org. No le acosejo que la lea.
A pesar de todo se despide respetuosamente José F. Pérez Oya.
Es evidente que un análisis que tratase de elucidar la influencia que juegan en Europa los factores socio-políticos, históricos, ideológicos e intencionales, configurando una acción convergente de diferentes intencionalidades encarnadas en actores sociales diferentes -incluso a veces enfrentados y frecuentemente no conscientes del posible resultado de sus acciones- no puede ser enfrentada más que por grandes y futuros historiadores. Sirva lo anterior para excusarme de la responsabilidad que me atañe por la insuficiencia, ignorancia y superficialidad de lo que sigue. Hace tiempo me impresionó positivamente la lectura de un estudio de H. Hein, T. Niechoj y otros sobre la esencia del capitalismo actual , guiado por el sector financiero, su funcionamiento en diferentes países, y de su impacto ideológico y de influencia en las decisiones en las instancias del poder socio-económico. Señalas los autores que el sector de elaboración de esquemas de la realidad desde el mundo de la educación y académico en Alemania ha olvidado, preterido o concedido poca importancia a los problemas macroeconómicos de la economía real enfrentados por Keynes. Como resultado las corrientes económicas críticas, centradas en una posible debilidad estructural de la demanda, han quedado silenciadas y los enfoques teóricos de la economía de la oferta y la exaltación casi religiosa de esta, del mercado, y la productividad han dominado hace largo tiempo. Debemos de reconocer que esta influencia ideológica nos ha causado cierta sorpresa ya que un mecanismo de keynesianismo bélico-bastardo de recuperación económica jugó un papel preponderante en los años del nazismo triunfante y de su política de “mendigar al vecino” plasmada en contratos comerciales depredadores de su entorno. La derrota bélica motivada por un imperialismo megalómano es posible que haya tenido una influencia importante en el olvido post bélico de las elaboraciones keynesianas. Es evidente que la ponderación real de las estructuras económicas, no siempre decantadas desde factores teórico-ideológicos, es de una superior importancia. Coincido con D. Coates en que la influencia desde las estructuras socio-económicas inspiradas en el corporativismo. Añado a lo anterior que la experiencia social, traumática e irracionalmente vengativa (como Keynes argumentara contra Churchill) de la devastadora superinflación (en el periodo que siguió a la primera guerra mundial de 1914-18) juega aun hoy día un papel considerable. Aunque las políticas globalizadoras han perfilado una confluencia entre los grandes actores económicos del globalizado sistema capitalista es claro que la articulación del sector financiero y la llamada “economía real” es en Alemania muy diferente a los países anglosajones. En el actual contexto internacional parece claro que estamos asistiendo a una creciente imbricación del poder político, financiero y de las grandes empresas a nivel mundial. La esperanza de que el poder presidencial en Estados Unidos pudiese introducir reformas de estímulo keynesiano se ha visto totalmente frustrada, en gran parte por una capitulación innecesaria. El supersticioso miedo a un déficit público y entusiasta adopción de medidas basadas en “el mito de la competencia” y de una necesaria austeridad, ha sido denunciado desde posiciones críticas moderadas con es el típico ejemplo de Krugman. Pero esta circunstancia se ha sabido utilizar, desde unos dominados y manipulados medios de difusión de masas, este y otros temores fantasmales para lograr la resignada sumisión de las “democráticas” mayorías. La prevalencia de las medidas económicas de tipo deflacionista, que opino redundará en la continuación de políticas redistributivas nefastas para el ingreso y empleo de los más desfavorecidos, prolongará en el caso de muchos países del centro tendencias que ya duran décadas. Las últimas noticias económicas reflejan bien esta confusión y deseo de que todo permanezca igual; así el Fondo Monetario Internacional nos advierte de que el alto nivel europeo del endeudamiento puede hacer peligrar y demorar una posible recuperación. Otro ejemplo nos viene dado por la Comisión encargada en EE.UU. de publicar un informe sobre medidas para evitar una repetición de lo ocurrido en la crisis. Esta instancia emite un farragoso informe que consiste, en palabras de F. Portnoy (en el New York Times) en una confusa ensalada, contradictoria y confusa, incapaz de señalar causas profundas de lo ocurrido, insistiendo en la “moralina” de que con una mayor honestidad, capacidad supervisora y decisión podría haberse evitado lo sucedido. En un lúcido pasaje de este contradictorio documento este afirma que existe la posibilidad de que se produzcan cuevas burbujas especulativas; las enseñanzas de Minsky, Keynes y Marx no parecerían haberse perdido totalmente. Un ejemplo de la pobreza de los enfoques sobre la crisis actual viene dado por la inanidad de las discusiones referentes a las monedas regidoras del intercambio internacional y de sus valuaciones respectivas aparte de confusas advertencias premonitorias de una posible “guerra de divisas”. En el pasado el general De Gaulle había señalado el “exorbitante” privilegio de que gozaba el dólar. Esperemos que el próximo libro de B. Eichengreen cuyo título sigue la intuición del francés pueda pronto iluminarnos sobre este tema. Finalmente, y no deseando multiplicar los ejemplos, muchos observadores en Davos subrayan que el hegemónico poder de Alemania en la U.E. no ha sido capaz de abordar ni elaborar, aparte de retóricas declaraciones, una clara estrategia de defensa del Euro. Ello evidentemente necesitaría la integración de la Europa monetaria y monetarista actual con una efectiva política de coordinación e integración fiscal. Debemos al hoy gran filántropo y previo gran especulador Soros el haber señalado que el hoy asentado triunfo de las posiciones restrictivas y recesionistas de Alemania tuvieron su punto de inflexión, ya hace más de medio año, en la reunión del G-20 en Toronto en cuya reunión se corto tajantemente con cualquier veleidad de una estrategia económica keynesiana basada en la oferta. Es muy aventurado el señalar, en complejo contexto global actual, cuales han sido los elementos que propiciaron esta posición pero es evidente que el interés de clase del capitalismo globalizado considera más fundamental (como se ve en las obras de Turner) la perpetuación su poder clasista a largo plazo y que antepone este elemento a un posible deseo de fomentar, a corto plazo, un nuevo impulso de acumulación y crecimiento. Vivimos un momento en el que los diferentes vectores de un poder nacional y sistémico (militar, económico, político, cultural, o técnico) cambian vertiginosamente. El poder unipolar del viejo hegemón (los EE.UUs) se ha mantenido notoriamente desequilibrado y casi exclusivamente en el terreno militar, mientras otros centros han surgido nuevos actores internacionales. El esquema de Beaud de una pirámide jerarquizada y única de un poder nacional-sistémico total se halla erosionado, e ignoramos si asistiremos pronto a nuevas configuraciones regionales de múltiples poderes piramidales competitivos entre sí o limitados geográficamente. Conviene, en este punto, señalar la influencia de factores estructurales e históricos que posiblemente juegan hoy un papel nada despreciable. Entre muchos destacaríamos el contraste entre las estructuras económicas del capitalismo alemán y las .del modelo anglosajón. Las políticas anglosajonas, neoconservadoras y neoliberales de desregulación, deslocalización, y sostenida redistribución sesgada de la riqueza nacional han favorecido la hipertrofia del sector financiero y la contracción de los sectores manufactureros y de la economía real. En agudo contraste las políticas germánicas han defendido la perpetuación de un sector productivo amplio, eficaz, y muy especializado. El estallido de la burbuja financiera debería, si aceptamos esta teorización, ser más negativas para el modelo anglosajón. Las políticas neo-corporativas y mercantilistas, propugnadas por el poder germánico, con su corolario de mendigar al vecino (de mayor extensión geográfica hoy) aparecerían como influenciando, aunque no totalmente determinadas, estos factores. La posición de las economías periféricas de la Europa Unida aparece muy condicionadas por su situación subordinada a una estrategia económica dictada en última instancia por Alemania, que ha tratado de enquistarla, y extenderla institucional y jurídicamente abogando incluso por una perpetuación cristalizada constitucionalmente. Muchas veces he señalado la necesidad y conveniencia de que estos países de desvinculen de la férula de su permanencia en una Unión insolidaria, llegando incluso a proponer la salida del euro. Una posible opción de ruptura parece, en estos momentos, irrealista dada la debilidad de una posible izquierda federalista y de su incapacidad de suscitar la formación de una dinámica y extensa base social de apoyo. No obstante una prolongación del marasmo actual podría, como sucedió en algunos países de Latinoamérica, hacer cambiar nuestra perspectiva. La estrategia político-económica germana nos permite señalar las contradicciones aparentes entre intereses a corto y largo plazo y otros centrados en el prestigio y poder nacional basado en infraestructuras más permanentes. Parece evidente que una política estimulante de la demanda y el consumo en los países de su entorno favorecería a corto plazo a sus sectores exportadores. No obstante lo anterior la imposición de una estrategia deflacionista podría producir no solo un estancamiento del crecimiento nacional periférico si no también a una desertificación de amplios sectores productivos que aseguraría, en una etapa posterior, una posición regional hegemónica. Una mención de la permanencia y de nuevas formas del fenómeno histórico del imperialismo no parece hoy agotada, pero está fuera de nuestro alcance.
Las estimaciones realizadas últimamente para el FMI por varios estudiosos, indican que cuando se precisa un ajuste presupuestario, es preferible que este se alcance gradualmente y no por mor de una reducción rápida y agresiva de los desequilibrios. La consolidación presupuestaria será tanto más violenta y complicada cuanto más profundamente se sitúe un país en el bache de la recesión. Se acepta por fin, que los multiplicadores de cálculo del gasto público son muy superiores a los observados en el caso de la presión fiscal.
Los datos disponibles permiten corroborar lo anterior. La opción de países como Francia, Finlandia y Bélgica constituyen un ejemplo de esta política menos lesiva mientras que el caso de España es una desastrosa prueba de lo contrario. En efecto, España está “cumpliendo” (con algunas contabilidades creativas o mentirosas) a un ritmo que ha supuesto alcanzar un ajuste negativo tres veces superior a lo que debería de haber sido si cumpliese las obligaciones impuesta por el tratado TSCG (Tratado sobre la Estabilidad, la Coordinación y la Gobernanza). Podría pensarse que la enorme suma de aportaciones y de datos disponibles podrían modificar los objetivos perseguidos por la Troica. Ello no es así: la obstinación en el
error permanece y solo se han apreciado pequeños signos de relajación (plazos más amplios en algunos objetivos) como en el caso de Portugal.
¿En que consisten los multiplicadores presupuestarios? Cuando el Estado gasta digamos 100 unidades suplementarias, el impacto positivo sobre el crecimiento es superior a 100 unidades, sean estas las que fueren. Cuando se produce un descenso en los gastos del Estado superior a 100 el impacto negativo sería superior a 100. Del extenso análisis de la revista “Previsions” Nº 125 (realizado por el “Observatorio francés de coyuntura económica” OFCE) destacaremos varios elementos: El primero es el que, según estos investigadores, la mayoría de los dirigentes políticos europeos y sus asesores estimaban que estos multiplicadores eran débiles.
Si esto era así, un esfuerzo de restricción presupuestaria tiene poco impacto sobre el nivel de actividad.
La historia del cálculo de los multiplicadores presupuestarios ha sufrido muchos avatares propiciados siempre por los cambios de coyuntura, la intervención de las instituciones y las estructuras de cada país. Un ejemplo, particularmente relevante nos lo ofrece el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su revista Perspectivas Mundiales. Hasta hace poco tiempo, el FMI estimaba que estos multiplicadores se situaban aproximadamente en un 0,5% para la mayoría de los países desarrollados y tras la recesión que sufrimos, oscilaban entre un 0,7% y un 1,7%.
Lo más sorprendente para un observador sin prejuicios es advertir que muchas de estas rígidas políticas coexisten con una amplia indefinición de las medidas que podrían promover ciertos objetivos. Ver por ejemplo las vacilantes declaraciones del BCE y de sus portavoces y las respuestas incoherentes de los mercados.
Desde el año pasado el BCE se ha dotado de la capacidad de intervenir en el mercado secundario de la deuda soberana a través del de las “transacciones monetarias directas (OMT) pero la ha hecho de modo caprichoso basado en la presión que se quería realizar sobre un determinado estado. Evidentemente si se quisiera alcanzar una cierta estabilidad regional hubiera sido preferible cuantificar desde que punto intervendrían los enormes poderes del BCE para evitar que se permitiese un desfase excesivo entre las primas nacionales fijando un límite claro que castigase la especulación de los mercados. Hoy por hoy tenemos que lamentar esta extraña combinación de las políticas económicas europeas entre su obstinación rigidez, que nos conduce a un “rigor mortis” y la vacilación o caprichosidad en los mecanismos y objetivos perseguidos.
La Fábula de la Confianza Xavier Timbeau nos ofrece en un reciente artículo varios esquemas de teorizaciones económicas. Una sería la de los ultraliberales, seguidores de Barro y de su fe ciega en el mercado y la “equivalencia” mal llamada “ricardiana”; otra, la propugnada por Krugman, a la que éste llama “fábula de la confianza”. En ella, los mercados financieros provocan un auto-reforzado círculo vicioso, al hacer más cara la financiación de los presupuestos, lo que provoca la bancarrota del país, la anulación o impago de las deudas, o una ruptura a la argentina. Timbeau señala agudamente que la creencia en una salida por “austeridad” refuerza una actitud insolidaria, dentro de las instituciones europeas.
Las teorizaciones prevalecientes entre los economistas neoclásicos, de la llamada tendencia Dominante, atribuyen las dificultades actuales de la globalizada economía mundial a errores desafortunados. Toporowki nos recuerda que tanto Friedman como Lucas o Wojnilover ven en las dificultades de la actividad económica decisiones “incorrectas” y más concretamente, decisiones tomadas sobre política monetaria y financiera.
Dentro de estas teorizaciones me parece particularmente nefasta la tomada basándose en las “expectativas racionales” y el equivalente “ricardiano” que aboca a la defensa de una especie de quietismo inerte. Este quietismo no es socialmente neutro,
puesto que supone no alterar el “estatus quo” y hacer que las relaciones interclasistas de poder continúen inalteradas. En agudo contraste con lo anterior encontramos múltiples trabajos inspirados por posiciones marxistas ( como la sustentada recientemente en un artículo der María N. Ivanova en la Review of Radical Political Economy) que destacan que Marx se oponía a culpabilizar de las crisis a la especulación financiera ya que estas se originaban en la esfera real de la producción y el intercambio.
Personalmente creo que no existe entre la mayoría de los dirigentes económicos una toma de conciencia de que ciertas decisiones fueron propiciadas por un error (que sería colosal) en la estimación de los multiplicadores. Prefiero pensar que las decisiones corresponden a un Consenso de Berlín, sucesor del Consenso de Washington, que impone a los países más pobres
una política clasista de bajos salarios y de desindustrialización, favorable a un Hegemón regional o a nuevas formas de múltiples imperialismos estratificados hegemónicamente. No sabemos a lo que puede conducirnos esta obstinación clasista pero nos gusta recordar que el gran teórico de los movimientos cíclicos, Irving Fisher, nos recordaba en 1933 que una prolongada debacle podría conducirnos a alguna “forma de revolución social, que no aguardase a nuevas elecciones”.
Cada vez se escucha más la voz de aquellos economistas que, como el que escribe, rechazan la pérdida de soberanía que conllevó la entrada de algunos países en la UE, tras Maastricht y la posterior adopción del Euro. Como ejemplo de lo anterior transcribimos una frase de Lapavitsas que dice: “Continuar siendo miembro de la “Eurozona” está creando unas condiciones
insostenibles que están empujando hacia la salida de la Unión Europea a muchos países miembros”.
Dos citas de Marx para terminar: “Para tratar de probar que la producción capitalista no puede conducir a una crisis general, todas sus condiciones y formas específicas de existencia son negadas; es decir, se niega la existencia del capitalismo”. (Teorías del Masvalor) “La revolución social no extrae su poesía del pasado, sino del futuro” (El 18 Brumario de Luis Bonaparte) De Antonio Machado: “La esperanza es una consecuencia de la acción, no al contrario”.

José Fernando Pérez Oya (BA.MA por Oxford) Economista-Sociólogo
Es de todos conocido que estamos viviendo unas semanas de gran incertidumbre para la economía española, en su conjunto, para la de otros países europeos rescatados anteriormente, y para el futuro de la eurozona en su conjunto y la de otras economías de la Unión Europea. La sensación de incertidumbre y desconcierto que los acontecimientos suscitan entre todos viene aumentada por un rechazo profundo hacia las acciones del gobierno de España que nos han obsequiado con una constante catarata de falsedades, renuncias, dilaciones, grotescas manipulaciones lingüísticas, ocultaciones , y repetidas exhibiciones de incompetencia, arrogancia e ignorancia, difícilmente superables. Tenemos en nuestro país el honor de que Valle Inclán creara el esperpento pero este, como el de otros géneros teatrales nos conduce por ampliación del conocimiento,  humor liberador, u otros caminos a lo que los pensadores de Grecia llamaron catarsis. No sucede así en este caso; experimentamos solamente una irritación repetida y que a su vez se ha tornado en previsible hasta el aburrimiento.  No deseamos realizar un resumen de estas actuaciones y despropósitos;  bástenos decir que el colofón lo ha puesto el Jefe de Estado que ha perdido una gloriosa ocasión de permanecer silencioso, cuando felicitó al jefe del gobierno y a su ministro de economía por su éxito en haber logrado un rescate, semánticamente rebautizado. Mucho me temo que pueda volver a suceder. Un elemento negativo podríamos añadir a lo anterior cuando comprobamos la escasa difusión que se otorga en nuestro país a las opiniones de eminentes economistas críticos , como pueden ser las de los profesores Navarro y Torres López, cuyas observaciones no podemos conocer a través, como sería necesario,  de medios de difusión de masas de alcance nacional, teniendo que replegarnos a una provechosa pero minoritaria lectura de sus libros y artículos que rescatamos con la ayuda de redes sociales  o de nuestros ordenadores privados.
Antes de referirnos a casos afectando a España, el Euro, o la Unión Europea creemos que es fundamental realizar un ejercicio de prudencia, humildad escéptica y elucidación evidente de lo que se ha dado en llamar crisis. Esta tiene un alcance diferente según el área o país del que deseamos ocuparnos, de su historia, estructura sociopolítica, percepciones y aspiraciones, balance de fuerzas sociales concordantes o contrapuestas, inserción en colectivos geográficos y políticos más amplios, políticas adoptadas, líneas filosóficas o ideológicas adoptadas por sus dirigentes o que les sirven como justificación o coartada, y otros casi infinitos temas.
Entre las muchas incógnitas con que nos enfrentamos en estos momentos de fluidas incertidumbres destacan, a mi modo de ver, dos. La primera se refiere a la posible contraposición entre las dinámicas de un “mercado”, más o menos mítico pero que pretende incorporar la lógica o modo de funcionamiento de un sistema prevaleciente y la de unos medios de expresión y decisión incorporados en formas, más o menos explícitas y aceptadas de democracia representativa. La segunda se refiere al diagnóstico, pronostico, sujeto social activo y eficaz para lograr un cambio, y medios aceptables para salir de una situación socioeconómica sobre la que existe solamente un consenso de ser insatisfactoria.
En nuestro país el primero de estos temas ha suscitado un amplio debate en algunos medios (como por ejemplo en el diario  El País) que se ha centrado en el posible éxito o fracaso de las experiencias socialdemócratas,  de sus defectos, su capacidad de análisis, su poder social para implementar sus propuestas y el alcance de ellas, su posible reforma, y su posible futuro. En ninguna de las múltiples  tomas de posición de este debate se ha suscitado el tema de la radical crisis de la democracia representativa y no recordamos referencias a V,  Carl Schmitt, Simon Clarke o Canfora. Un acuerdo churchiliano prevalecía.
No ha sucedido lo mismo entre otros intelectuales destacados, fuera de España. Como ejemplo podemos presentar los incisivos artículos que Wolfgang Streeck, director del Instituto Max Planck para el estudio de las sociedades,  publicó en la New Left Review de Septiembre-Octubre de 2011 y de Enero y Febrero del presente año. Para Streeck la oposición entre mercado y democracia ha tenido un claro vencedor. Ya no existe un poder compensador o  contrabalaceador en sentido definido por J.K. Galbraith.  Citemos : “Hoy más que nunca el poder económico parece haberse tornado en poder político mientras que los ciudadanos aparecen totalmente privados de su derecho para ejercer una defensa democrática, y de su capacidad para lograr que la economía política tome en cuenta sus peticiones,  si estas no son compatibles con las de los propietarios de capital. Hoy en día el mundo está gobernado desde Wall Street y sus bancos.  Los sindicatos desaparecen, y el capital escucha solamente a los presidentes de los bancos centrales y jamás a los partidos políticos.  El dinero de los ricos está a la vez presente en todas partes y en ninguna”. Las consecuencias de este análisis que comparto, son reales en la vida de los pueblos.  Streeck nos advierte de que una unión monetaria puede transformarse en una unión política a costa de de una pérdida de la democracia; como es evidente que está ya sucediendo en Europa en cuanto al abandono de la soberanía en lo que respecta a sus presupuestos nacionales. Del mismo modo para Streeck aparecía seguro que el obsesivo objetivo de equilibrio vertiginoso de la deuda pública se  intentaría lograr a costa los que no sean propietarios de capital, los ciudadanos de a pie, que sufrirán una reducción de de sus derechos sociales deterioro de los servicios públicos gratuitos y aumento de impuestos. Otros muchos tratadistas comparten las posiciones de Streeck pero no debemos de omitir entre otros, por su carácter de investigación empírica, realizada desde un punto de vista neutral y sin utilización alguna de categorías políticamente o moralmente pre-establecidas , el estudio realizado en Zurich por la cátedra de  “Control de Sistemas” bajo el título de : “The network of corporate control” (disponible en http://archiv.org/PS) que debería ser consultado por todos los expertos socio-economistas críticos y responsables y profusamente divulgado. La investigación de  S. Vitali, J.B. Gattfelder, S. Battiston confirma en gran parte las intuiciones de personas como Streeck.
La gran mayoría de los analistas críticos señalan que el complejo episodio de la crisis actual  se enmarca en un contexto histórico más amplio que ocurre por el generalizado descenso de los tipos de crecimiento del PNB , que se ha observado desde el final de los años treinta del pasado siglo, en muchos de los países más ricos. Aunque muchos tratadistas rehuyen  el utilizar el término  “lucha de clases” podemos  contemplar que las connotaciones casi bélicas del término lucha se aceptan  más frecuentemente al sustituirla por “oposición” más o menos aceptada por el elemento poblacional referido.  Notables excepciones a esta tendencia son el libro de J. Faux “The global class war” y el reciente y más breve articulo de  J. Crotty “The great austerity war”, disponible en la red. La consecuencia circular de esta oposición ha sido que la redistribución a favor de los estamentos más ricos de una sociedad detrae a la mayoría del consumo basado en una demanda efectiva y estimula a que los que detentan el poder económico emprendan acciones  represiva más activa. El libro de T. Noha “ The great divergence” centrado en EE.UU. y el de G. Giraud y C.Renuard (“Le facteur 12” ) ofrecen sólidos argumentos  a favor de políticas más redistributivas.  Es irónico comprobar que la maquinaria de propaganda del “consenso aceptado “ o “corriente dominante” entre  los economistas nunca habla de una reforma estructural real y a largo plazo para subsanar este desequilibrio social  distributivo que podría modificar las preferencias entre trabajo y descanso y se limita a señalar rigideces en el mercado laboral que son ,según ellos, necesarias para aumentar el empleo a costa de un abaratamiento de los salarios. Las teorizaciones de Barro, Lucas, la escuela austriaca  con Hayek y sus epígonos actuales, o el efecto de los “balances reales” de D. Patinkin cuyo resultado  se producirían, según Keynes, en la ultratumba, siguen prevaleciendo entre una mayoría de nuestros académicos. El crecimiento ha sido desde su inicio un objetivo de unas clases capitalistas,  ávidas de los beneficios que aportaba. Cuando por razones, técnicas u otras, esta oportunidad parece excluida se busca refugio en la especulación, el aumento crediticio al consumo, y la redistribución de la riqueza que favorece a la élite poseedora. La prosperidad y una vida  social más rica, sin crecimiento cuantitativo son hoy fantasmas peligrosos y atacados. Los cambios  y diferencias crecientes de poder económico, político y militar entre naciones o grupos regionales  han propiciado mayores desequilibrios entre sus mutuas balanzas de pagos y han promovido  la creación de niveles de liquidez casi delirantes. En 1977 las transacciones financieras suponían un nivel de 15 veces el PNB a nivel mundial; hoy se alcanza un coeficiente de 70. La necesidad de una “gobernanza” realizada por los mismos poderes e instituciones creadores de los desequilibrios fortalece muchos poderes fácticos,  no responsables democráticamente,  la búsqueda de niveles más elevados de liquidez, y la  actual especulación desbocada.
No nos cansamos de repetir que vivimos en un ambiente general de gran incertidumbre; desconocemos muchos elementos, cuidadosamente ocultados, referentes al papel jugado por cada centro de poder las políticas propiciadas a nivel mundial,  su permanencia o sus posibles alteraciones. Parece fuera de duda que las políticas promovidas obstinadamente desde Alemania, certeramente calificadas de sado-austeras,  han sido un fracaso estrepitoso. Del mismo modo parece evidente que los poderes estadounidenses desean una recuperación económica en Europa que fortalecería sus exportaciones. Lo que nos interesaría poder conocer, como miembros de los débiles países de la Europa periférica o del Sur, como se reconfigurarán el poder y las políticas  nacionales y regionales , su permanencia y sus posibles resultados dentro de este sistema nacional-total y jerárquico, como Beaud lo caracteriza.  Pocos tratadistas se han aventurado a tratar de este complicado e incierto tópico pero consideramos de gran interés la sugerencia de C. Gomez Gil (El País 12 de Junio) de que es probable una apelación a una unidad entre partidos, unos  en el gobierno y otros en la oposición, para reforzar la mítica necesidad  de una unidad nacional necesaria para afrontar unos sacrificios poco comprendidos y ante los que existe un rechazo generalizado. Las actuales, pero concluidas, elecciones en Grecia y la intransigente posición de su radical partido de izquierda Syriza revela claramente las dificultades de lograr acuerdos entre partidos integrando a una social-democracia que se oponga, aun permaneciendo dentro del sistema, a la sado-austeridad impuesta por Alemania y reforzado por la inflexibilidad Fondo Monetario Internacional. La insatisfacción de los electores griegos es evidente en el cambio de posición de su  principal partido de derechas Nueva Democracia que en su campaña ha evocado la posibilidad de una necesaria  renegociación del Tratado de la Unión Europea. Muchas veces se ha mencionado que el gobierno de España poseía una carta secreta de triunfo en su manga en la partida de poker de la eurozona (New Yort Times del & de Junio) ya que según Kulish y Minder, era como ciertos bancos estadounidenses, demasiado importante para fracasar. El riesgo o el chantaje de los griegos apoyando una opción de impago no se nos antoja menor como señalaba hace tiempo D. Plihon. Katz y el colectivo ATTAC.
Las dificultades de los enfoques de los profesionales, sociólogos y economistas, aparecen claramente en sus diagnósticos diferentes que conducen a propuestas políticas discrepantes y previsiones sobre nuestro futuro discordantes. Ello debería a inducirnos, como vengo indicando, a una necesaria humildad, opuesta a diferentes formas de dogmatismo. No es esta una ocasión para elaborar estas diferencias que requerirían cientos de páginas, pero nos limitaremos a  unas breves pinceladas. Por un lado tenemos a un centro-derecha reformista y moderado  que asume, en menor o mayor medida, que el sistema genera burbujas y su inestabilidad se puede corregir mediante una medicación Keynesiana y parcial que logre una recuperación por medidas fiscales, monetarias y control legal sobre sectores desbocados. Los neo-keynesianos  Stiglitz y Krugman estarían en este grupo. Otro y dogmático grupo lo constituyen los que profesan una fe ciega en un mítico y perfecto mercado al que conviene plegarse en una especie de quietismo no intervencionista, Finalmente encontramos a los teóricos inspirados en las diferentes tendencias marxistas; entre estos citemos a  Robert Brenner, Dumenil y Levy en sus estudios conjuntos, D.  Harvey, C. Lavapitsas, A. Kliman,  M. Husson,  J.B.Foster R. McChesney y el grupo de Monthly Review, y otros. La mayoría dentro de esta tendencia se oponen decididamente a la realidad actual y muchos consideran, como Dumenil,  que la superación de la crisis requiere  necesariamente un cambio radical en su orden social pero no existe unanimidad sobre las fuerzas políticas que serían activas y eficaces en lograr un cambio ni del centro geográfico en el que este cambio nacería o se propagaría. J.B. Foster y McChesney parecen indicar que la normalidad del capitalismo avanzado sería desde hace tiempo la de un no-crecimiento; Kliman considera que la destrucción de capital podría propiciar, tras largos años una fase de nueva expansión; Husson se opone a la ruptura de la llamada “desmundialización” y a un posible nuevo proteccionismo etc. Entre todas las tomas de posición deseamos destacar, porque concordamos con ella, la de  Dumenil cuando afirma que: “Cuando nos referimos al neoliberalismo no tratamos de una ideología o unos valores sino más bien  y principalmente del objetivo de lograr un orden social que favorezca el mayor poder y riqueza de las clases dominantes”.
Hoy vivimos en Europa un dominio de los objetivos y valores evocados en el párrafo anterior, pero un número mayor de personas se muestran conscientes de sus funestas consecuencias. El que firma este artículo se ha opuesto desde hace muchos años (Véase por ejemplo su artículo en el portal Rebelión de 3 de Diciembre de 2010 titulado: De aquellos polvos proceden estos lodos, que evocaba su artículo inicial en  Septiembre-Diciembre de 1992 en la revista gallega Analise Empresial). Posteriormente se mostró favorable a que España abandonase el Euro en su artículo de 6 de junio en Nosa Terra : El Euro; De salida, si.
Presuntuosamente debo de afirmar que mis convicciones no han cambiado. Desde 1992 me opuse a nuestra entrada en el tratado de Maastricht. La pérdida de soberanía podía ser favorable en un contexto totalmente opuesto que atendiera preferentemente las necesidades de la sociedad y no las de un falso mecanismo de mercado que sus evangelistas continúan predicando a través de unos dominados medios. La pérdida de la soberanía radicada en los necesarios ajustes del valor exterior de su propia moneda, que podrían compensar diferencias en productividad inicial o posterior se incorporación. La única variable de ajuste quedó reducida a la manipulación del nivel de los salarios, es decir. De los ingresos y bienestar general de sus ciudadanos. Del mismo modo se renunció a diseñar una política industrial favorecedora a una mayor igualdad entre países y regiones y más generalmente de un enfoque federalista para Europa. Incluso un político conservador como el Canciller alemán Kohl ha señalado que una introducción de la unión monetaria sin avanzar en una unión política sería equivalente a construir castillos en el aire. Hoy, muchos años tras nuestra entrada en el Euro apenas existen estudios que elaboren un balance de costos y beneficios por sectores productivos o categorías profesionales. ¿Hasta que punto, por ejemplo, se podría comparar el declive de los astilleros del Norte al negocio radicado en la expansión de las exportaciones de nuestros invernaderos de Sur?  Y así en otros muchos temas. Se nos ha repetido hasta la saciedad que la moneda única nos permitió (como afirma David Marsh) un mayor endeudamiento al ser este más barato, pero Torres Lopez ha señalado que los créditos al sector inmobiliario crecieron tres veces más que los consentidos al sector productivo. ¿No hubiese sido mejor un mayor costo del crédito al hacer necesario una mayor discriminación entre inversiones, impidiendo la burbuja inmobiliaria?
Siempre he sido desfavorable a una exhibición de argumentos de autoridad sustentando mis opiniones, pero me permito hoy una excepción con las opiniones de tratadistas muy conservadores. Empezaremos con las opiniones de Paul de Grauwe y una cita que no requiere explicación: “La diferencia de naturaleza de la deuda extranjera entre miembros o no miembros de una unión monetaria se reduce a esto. Los miembros de una unión monetaria emiten deuda en una divisa sobre la que no ejercen control. Esto conlleva a que los mercados financieros adquieren el poder de forzar el impago de la deuda de dichos países. Lo contrario ocurre con los no miembros.” El mismo autor señala el círculo vicioso de que los mayores riesgos de impago conducen a la probabilidad de tener que pagar tipos de interés más elevados, lo que aumenta el riesgo de impago. Esto naturalmente podría obviarse emitiendo una deuda común a todos los miembros. Digamos seguidamente que el interés individual  que se le exige a España hoy no es sustentable.
El su libro. “A decade of debt” Carmen Reinhart y K.S. Rogoff señalas que un estado que pertenezca a una unión monetaria pierde la capacidad de ejercer una “represión financiera”; con esta expresión señalas que pierden el control sobre los movimientos de capital y los tipos de interés de su deuda. Contrastando con esto el mantenimiento de su moneda permite la permanencia de una clientela nacional, en cierto modo cautiva, ya que le interesa que sus activos se expresen en la moneda del país. Nos advierten igualmente de la dificultad de conocer el alcance de la deuda privada ya que esta es en la mayoría de los casos un territorio inexplorado. Nuestros expertos Torres López y V. Navarro estiman en el caso de España la deuda total en 400 miles de millones de euros, lo que sería una cifra cuatro veces superior a la del rescate, lo que haría la deuda insostenible excepto a un tipo de interés real casi nulo, o podría hacer necesario un nuevo rescate. Resulta irónico que “nuestro” gobierno haya mantenido una actitud dilatoria refiriéndose a la necesidad de consultar a muchos expertos extranjeros que evacuarían sus informes desde el fin de Junio (que irían desde  el grupo Oliver Wyman y  Ronald Berger) hasta el fin de Julio (Deloitte, PcW, Ernst Young y otros). Parece que los hábiles extranjeros son más capaces que los nacionales en desentrañar las trampas y la contabilidad “creativa” del sector financiero. Estos autores nos indican igualmente de que no existe una relación causal unívoca entre crecimiento y endeudamiento, si bien las recesiones económicas severas conducen, en la mayoría de los casos a mayores nivele de endeudamiento y estos se producen generalmente por una caída de los impuestos. Finalmente, y para acabar con una nota humorística, los autores nos hablan del síntoma de “esta vez es diferente” que se produce que aqueja a aquellos que suponen que no nos aquejan los males de otros países, ya que somos más inteligentes que los demás.  Rajoy parece un eximio ejemplo.
Vigo 17-junio 2012. José Fernando Pérez Oya. Economista, B.A. Y Master por la Universidad de Oxford.

Desastre Ecológico del Prestige en Galicia

Las preocupaciones de los gallegos por el presunto delito o desastre ecológico que han sufrido sus costas, a pesar de la acción decidida, eficaz rápida y valiente de sus gobiernos les ha distraído de otros temas de interés nacional (es decir no autonómico, ya que en España solo hay una nación, como bien decía Onésimo Redondo) como puede ser el tema del paro.
Afortunadamente nuestro excelso Presidente de Gobierno (gobierno central ya que, como hemos tenido ocasión de comprobar los gallegos, no existen otros, a lo menos por el noroeste ibérico) sabe sustraerse a pequeñas preocupaciones inmediatas y afronta con su lucidez y arrojo proverbial el problema del paro.
Es de todos sabido que los subsidios de paro hacen pesar un oneroso gravamen sobre el erario público que hace peligrar el sacrosanto y delicado equilibrio presupuestario, el europeo pacto por la estabilidad (del que es supremo adalid España y vestal virginal el Sr. Solbes) y el refulgente objetivo del déficit cero. No le cabe duda al que esto escribe que ciertas acciones (discretas) del Sr. Azar responden al deseo de dar un virtuoso ejemplo a sus conciudadanos y no como algunas lenguas viperinas sugieren, con ironía saducea, a tratar de iniciar la caridad por su propia casa.
Como el discreto y no impertinente lector habrá ya sin duda intuido nuestro Presidente ha iniciado una campaña de auto-reclutamiento para diferentes empleos posibles, que coincidirían con el fin de su mandato actual y nos librarían a los sufridos contribuyentes de tener que sufragar el escandaloso seguro de paro que como él bien dice: beneficia a muchos que reiteradamente rechazan magníficas oportunidades. Con su audacia y clarividencia acostumbrada el Sr. Aznar ha abierto tres frentes. El primero y más comentado ha sido el de tratar de suceder al Sr. Prodi presidente de la Comisión de la U.E. El segundo frente consistió en una operación conjunta de proponer una extensión del mandato de la Presidencia del Consejo de la U.E. cargo para el que sería un magnífico candidato. El tercer frente ha sido revelado recientemente (23-de Noviembre de 2002, página 50) por “The Economist” (revista radicada en la pérfida Albión) y consistiría en ponerse al frente de una nueva organización iberoamericana diseñada por el Sr. Cardoso que se ocuparía de las relaciones económicas entre estos desgraciados países y Europa. El “sueño de Aznar” (the Economist dixit) sería el de ejercer la meritoria función pedagógica de enseñar a los hijos descarriados de las madres patrias (Portugal y España) el recto camino de la honradez, la recta disciplina fiscal y la estabilidad institucional. ¿Quién mejor que Maznar para tal misión si las dos anteriores fallasen?
¿Puede alguien en su sano juicio pensar que los pequeños problemas de Galicia? Por otra parte perfectamente controlados desde el comienzo, menoscabasen el impávido, estoico talante de nuestro Presidente. ? No nos dejemos cegar por impulsos cinegéticos deleznables, como bien dice el Sr. Fraga.

J. Pérez Oya. Economista y Sociólogo; B.A y M.A por la Universidad de Oxford.
Entrevista con José Fernando Pérez Oya en marzo de 2004.
Afonso Ribas
José Fernando Pérez Oya, é nado en Santiago de Compostela en 1931 e en 1.953 licenciase en Direito na USC, desta mesma cidade. En 1957 ingresa no Queen´s College de Oxford , onde cursa estudios de Filosofía, Política e  Economia, licenciándose en 1.957 é en 1.961 é admitido ao Master título de Master of Arts. En 1.958 ingresa, por concurso, como economista, na Comisión Económica para Europa da Nacións Unidas, na que traballa até a sua xubilación en 1.989, en que fixa a sua residencia en Vigo. É membro fundador da EAEPE ( Asociación Europea para uma Economia Política Evolucionista ), e tamen membro de outras asociacións internacionais de economistas como: URPE ( Unión para a Economia Política Radical ) ou CSE ( Conferencia de Economistas Socialistas).
P-¿Como che vai?
R- Os meus pequenos problemas médicos se resolveron e nada teñen que ver coa dispersión con que sigo ocupándome de moitos temas. Últimamente  interesou-me moito o imaxinário colectivo que proxecta poderosamente en nós a imaxe do cyborg. Ao delirio das relazóns internacionais e da lexitimidade ou non dunha guerra ”preventiva” ou ”desactivadora” corresponde a imaxe onírica ou delirante do coñecemento total, non da verdadeira sabedoria, e da prevención do risco como se ve en certos filmes americanos en que un proceso a más intencións se reflicte nunha cadea preventiva dun criminal posíbel. Vivimos un momento de grandes trocos, de deslizamento en moitas formas de subxectividade, que se utilizan desde o poder para xustificar unha unión do temor e risco que se chama seguranza e que conduce a outorgar unha renovada e falsa lexitimidade a algo á autoridade omniscente e protectora.
P-¿Cales son os temas que mais interesan neste momento?
R- Aparte de temas culturais e a longo prazo, como dos que che falase antes, hai dous interrogantes que me semellan de extraordinário interese neste ano que comezamos, non tanto por si mesmos, se non polas disxuntivas que plantean, e sobre as que non existe nengunha solución. O primeiro semellaria-me ser a situación económica dos EE.UU. Eu xa sei que temos os españois planteados un problema político interesante e a corto prazo, pero me semella que a determinante principal  que ocorre no mundo proven dos EE.UU. A primeira determinante é económica; por un lado din -se-nos que entramos nunha fase expansiva e por outra moitos economistas opinan que existen problemas a longo prazo ou a mais corto prazo que non foron resolvidos, co cal, atravesaríamos en EE.UU. unha situación de crise, que necesáriamente exerceria un influxo considerabel no resto do mundo. A segunda incógnita refere-se á formación, percepción, ou mudo que nestes momentos atravesan os actores principais dos EE.UU. no que respecta ao seu político internacional. É evidente que moito depende da realidade da situación económica pero os trocos nas relazóns internacionais derivan tamén, ainda que en menor grau, dos valores e a situación política dos actores que a determinan, da forma de estabilización, quebra ou consolidación do sistema capitalista económico-social de acumulación, da interacción entre o nacional e o global ou internacional, da incertidume ou racionalidade das medidas que se podan tomar a corto prazo ou a mais longo prazo, etc. A interrogante principal que se nos plantea até Novembro é a de saber se seguirá até esta data e despois unha política nacionalista, imperialista e agresiva, non respetuosa dos direitos humanos ou se reverterá a un esquema mais multilateral no internacional, e mais redistributivo no nacional ou internacional. Se logro vencer a miña preguiza escreberei sobre estes temas un pequeno libro ou panfleto que me foi solicitado.
P- Os problemas dos que me falas me semellan ter certo carácter de urxéncia polo tanto pido-che que, ainda que de momento non poidas incorporar moitas das tuas notas, afrontes a miñas perguntas. Creo que deste modo quizais poda axudar ao teu posíbel editor, asi non me sentirei culpabel. Vou dedicar pois o meu primeiro ”interrogatorio” á economia dos EE.UU. e o segundo aos seus problemas de proxección nas relazóns internacionais. Eventualmente poderias engadir, cando che devolva o esquema deste troco, algunha observazón ou dado bibliográfico ás observazóns que realices. Como caracterizarías a posición actual dos EE.UU.?
R- Considero que para contestar á tua pergunta convén distinguir dous temas: o primeiro consiste na crise sistémica que atravesa o sistema capitalista internacional desde meados dos setenta. O segundo ten un alcance moito menor, pero encho de contradiccións e duvidas, que é o da evolución económica dos EE.UU. durante este ano.
Desde fai moito tempo os autores marxistas focaron ao crescimento menor dos grandes paises capitalistas e escrito longamente sobre iso. O principal aldabonazo deu-no R. Brenner na revista “New Left Review” de Maio-Xuño de 1998 escrebendo un famoso artigo titulado: “The economics of global turbulence”, que traduciríamos por : A economia da turbuléncia global . A este artigo seguiron posteriormente o artigo:”The boom and the bubbel, e un libro que leva ese mesmo título. Unha enorme cantidade de economistas e sociólogos de esquerda interveu nas controversias xurdidas con posterioridade a este artigo. Números da revistas: “Dialecticall Materialism, New Left Review, Review of Radical Economics, Science and Society, Rethinkuing Marxism, Agoné, Actuel Marx” etc. participaron no debate. Entre as moitas críticas suscitadas queremos hoxe destacar as de John B. Foster, G. Dumenil e D. Levy, Giovanni Arrighi, Alfredo Saas-Filho, David Harvey, Aijaz Ahmad, e outros dos que se cadra me esqueza.
É interesante subliñar que mentres a corrente dominante na economia ignorou a obra de Brenner a liorta continuou moi viva desde posicións filosóficas moi afins, e que ás veces foi impugnada con apaixoada acritude. Todos os intervenientes no debate, e moitos libros posteriores, como por exemplo o de Michael D. Iates: Naming the System, (Definindo ao Sistema), Monthly Review Press 2003, o de Robert Pollin: “Contours of Descent”(Camiños de Decadencia), Verso 2003, os vellos, pero non caducos artigos de Harry Magdoff recollidos no libro: “Imperalism without Colonies”, Monthly Review Press 2003.(O Imperialismo sen Colónias) o de Ellen Meiksins Wood “The empire of Capital”( O império do Capital) Verso 2003,ou o recente de David Harvey: “The New Imperialism”, Oxford University Press, están de acordo no feito de que desde a década dos anos 70 se producira nos principais paises capitalistas un descenso na rendabilidade do capital e no que o principal, ainda que non único ponto controvertido nun debate que está lonxe de concluir, se centraba na causa, a etioloxía dese sintoma que para Brenner derivaba dunha acentuación da competéncia entre capitalistas, consecutiva a unha sobreacumulación de capital en varias pólas da producción, mentres que, para a maioria dos seus rivais, iso se debia a causas mais inmanentes derivadas da lei tendencial ao descenso da taxa de lucro, segundo o esquema clásico da formulación marxista. Non imos entrar nunha longa discusión das posicións tomadas por cada autor pero se queremos subliñar que os pontos de acordo son fundamentais para unha comprensión adecuada da situación actual de crise. Entre eles destacan:
1º Que a crise continua, e en moitos casos se agudiza.
2º Que os remédios centrados en lograr unha recuperación do investimento realizando unha brutal redistribución da renda nacional a favor do capital non lograron fomentar un suficientemente auxe do investimento, que extraia ao sistema do seu marasmo.
3º Que a sobreexplotación das economias mais débis, abrumadas por unha esmagante déveda exterior e unhas políticas de apertura impostas coactivamente desde as instituizóns de gobernanza mundial (OMC, FMI, BM, G8, etc.) que operan case  a favor dos intereses do grande capital e das empresas transnacionais (ETN) tampouco non lograron o mesmo propósito.
4º Que certo optimismo derivado do chamado ”milagre” da economia dos EE.UU., durante o final da década dos noventa non era moi real.
P- Interesa-me moito que me fales deste suposto milagre da economia dos EE.UU.
R- Como sabes o “milagre” se baseaba nunhas insostenibeis entradas de capital especulativo e dunhas expectativas bolsistas totalmente irracionais, asentadas nun hipotético futuro brillante das indústrias de información e comunicación. A principal descrición destas tendéncias deu -no-la o brillante libro de Serfati: “A Mondialisation Armée” (A Mundialización Armada) editado por: A Discorde Textuell 2001 e os dados que se foron coñecendo sobre as tendéncias de produtividade nos EE.UU. Segundo o libro de Serfati grande parte do auge da economia americana ao final dos anos noventa baseaba-se nunhas insostenibeis entrada de capital especulativo e nas expectativas, totalmente irracionais, das que xa falamos. A optimista exaxerazón respecto aos índices de produtividade total dos factores (PTF en EE.UU. foron analisados recentemente pola American Economic Review de Marzo do 2001( nun artigo asinado por Dale Jorgenson) corroborando as intuicións miñas de que grande parte daqueles favorabeis resultados eran consecuencia dun proceso de intensificación capitalista do traballo e dunha lixeira melloria nos métodos de xestión das grandes empresas americanas. Foron moi considerabeis as vacilacións das escolas dominantes en economia ao atribuir o aumento de produtividade ao crescimento da ”calidade do traballo” ou á acumulación do novo capital. Esquecer a importáncia de calquera elemento sócio-político, é un característico exemplo do carácter apologético e decadente da ciéncia económica dominante. Quen lembra hoxe, despois dos casos “Enron”, “World-Com” etc. do libro dos eminentes colegas de Harvard George P. Baker e George David Smith. “The new finantial capitalist” (Os novos capitalistas financeiros) no que se ponderaba a ceadora alianza dos “inversores” e os empresarios,que mellorarian o valor do acervo das suas empresas grazas ás suas inovacións financeiras, entre elas a proliferación delirante de “stock options”?. Os traballos de E. Nobre. H. Botvinick e moitos outros sobre a realidade do traballo foron amplamente ignorados, mentres que a menor protección dos mínimos salariais, a feroz loita legal do goberno en contra dos sindicatos, a tendéncia cara a subcontratación de tarefas, a maior vixiláncia da traballador dentro da sua empresa, a aceleración dos ritmos de traballo, a maior frecuéncia na mutazón de traballos, etc. non se mencionan nunca. Moitos economistas desta escola dominante que participan no exclusivo e luxoso club do ”pensamento único” raramente mencionan as correccións que sobre os dados de produtividade se realizaron nos EE.UU. neste contexto convén-nos lembrar que o “Economist” de Londres xa dicia o 5 de Novembro do 2002 que a produtividade laboral dos EE.UU. entre 1995 e 2000, que fora estimada entre 3 e 3,5% deberia revisar-se á baixa reducindo-a até un 2,5% o que a deixaria tan só nun 1,1% maior que as décadas anteriores. Do mito da ”nova economia” escrebeu-se moito. O interesado leitor pode referer-se ao libro de Jean Gadrey, Nouvelle Economie, Nouveau Mythe(Nova Economia, Novo Mito). Flammarion 2002, a un artigo meu publicado na revista galega En Chante, (Nº 8, inverno 2001), ao número monográfico de “Monthly Review” de Abril 2001, e ao importante artigo de Viçenc Navarro publicado no Nº 159 da revista Sistema (Novembro do 2002) titulado: “Existe unha Nova Economia”. Esta borbolla especulativa da segunda década dos anos 90 levará-nos cando nos acheguemos á época actual a outras novas borbollas.
P-Detecto no que dis un grande sarcasmo, que excede calquer ironia sobre a ciencia económica; referindo isto último que dis coas tendéncias mais actuais: En que pensas ao falarame de novas borbollas?
R- Tes razón. Penso que a chamada ciéncia económica oficial se atopa nun cómodo beco sen saída de abstracción formalista e matemática, totalmente abstracta,e alonxada da realidade. As críticas abundan pero só quero mencionar un exemplo moi concreto, case anecdótico: Fai poucas semanas o Profesor da Universidade de Harvard Robert J. Varro publicou con Felicia R. Le un estudo sobre a crescimento económica en 59 paises cobrindo un período do ano 1981 ao 1999. Naturalmente este Profesor gozaba do mecenazgo do seu Departamento e non era bisoño nestas matérias xa que habia préviamente escrito co Xavier Salga i Martin un libro sobre este tema e o seu libro “Macroeconomics” ( Macroeconomía) se vende en todo o mundo. Os achados do “gurú” son sensacionais: O factor que estimula mais a crescimento é a crenza na ultratumba, no mais allá, e dentro de iso o mais fundamental é crer no inferno. Chamemos aos mans de Weber e ao Concílio de Trento por se poden socorrer-nos !.
Esta pergunta nos fai vincular as tendéncias pasadas con tendéncias mais recentes das que imos falar pero cando che falaba de novas borbollas me referia, e isto é algo que coñecemos moi ben os españois, á borbolla inmobiliaria, á borbolla da vivenda. A moi conservadora revista londinense “The Economists” (3 de Xaneiro de 2004) sinala-nos que desde 1995 os prezos da vivenda se multiplicaron por 3 en Irlanda, duplicándose amplamente en Austria, Reino Unido, Holanda e España.
Comparando o acontecido en EE.UU. co ocorrido en outros paises sinala aquela publicazón que un incremento no prezo da vivenda do 54%, semella modesto durante o período, pero se este aumento se axusta deflactándoo polo índice de prezos ao consumo o aumento do prezo da vivenda nos EE.UU. converte-se no maior do grupo considerado dentro deste período de oito anos. Sendo asi maior, a principal das últimas tres décadas e duplicando o incremento no prezo levado a cabo durante o auge dos anos 80. Este aumento resulta, deste modo, mais importante que o incremento dos índices bursátis (e do seu efeito ingreso) os cais, a pesar da grande recuperación do 2003 seguen estando na maioria dos casos de 30 a 50% por embaixo dos seus máximos. Convén ter en conta que isto se produce nun momento de abaratamento dos empréstimos hipotecarios que foi particularmente notabel nos EE.UU.
Neste, como en outros casos, a prosperidade aparente dos EE.UU. ten pés de lama pois o crecente belicismo americano, e o déficit da conta corrente de EE.UU., (que superará o limite do 5% do PNB do 2004) forzará, mais tarde ou mais cedo ao país a elevar os seus tipos de interese posto que a diferencial de prezos e de competitividade recentemente inxerida pola devaluación do dólar fronte ao euro non será, en toda probabilidade capaz de operar a corto ou meio prazo e esixirá (como aconteceu na época de Reagan) un incremento na rendabilidade dos empréstimos externos para lograr a sua financiación. A única alternativa  posíbel consistiria nunha redución drástica do déficit do estado e dos seus gastos militares, alternativo que semella poder descartar-se a corto prazo xa que Bush permanecerá no poder até finais deste ano.
Adiantando algo,  que falaremos mais tarde, é evidente que no ámbito internacional son fundamentais os diferentes vectores de poder dos que goza un Estado ou Sociedade (militar, económico, tecnolóxico, cultural, duro, mol, etc.) Todo Estado dentro do concerto ou desconcerto ”anárquico” do sistema global trata de se apoiar naquel vector de poder que lle favorece preferintemente, como é hoxe o militar en EE.UU. Este vector trata de obter sinerxias con outros vectores do poder que lle permitan unha acción o mais autónoma ou hexemónica posíbel. Cando iso non lle permite acceder a unha posición hexemónica tratará de obter a cooperación ou aquiescencia de outros Estados ou Sociedades cuxa basee clasista, social ou de interese nacional sexa paralela ou non incompatíbel coa sua.
P-¿O que destacarias mais entre as tendéncias actuais e como Cres que pode operar a economia dos EE.UU., e até certo ponto a economia mundial durante este ano?
R- Non vou falar das teorias ”decadentistas” dos EE.UU. ( Que van de Oswald Spengler, Arnold J. Toynbee, Ronald Steel, Paul Kennedy , Susan Strange a moitos outros moi recentes como o libro de Gabriel Kolko: Another Century of War – Outro século de Guerra, New York, The New Press 2002) posto que en xeral abranxen un período de tempo abondo longo. Se convén sinalar que todas estas teorias acaban, en xeral, presupondo un mundo multipolar, con un malévolo ou benévolo hegemón, un acordo multipolar ou loitas entre poderes. Nunca como para Marx ou Polanyi a superación de algo esgotado ou caduco. En calquera caso refereremo-nos a algunha destas tendéncias posto que as últimas expectativas a corto prazo se inscreben no contexto destas teorias.
Para tratar da situación actual imos a circunscribirnos ás adverténcias realizadas pola revista americana Monthly Review de Xuño e Decembro do 2003, que subliñan certos dados negativos sobre a economia americana. no número de Abril do ano pasado os editores da revista xa titulaban un importante artigo sobre a economia de EE.UU. ”¿que recuperación?”. Nos lembraban os autores, con grande retranca, que durante o período de rápido crescimento dos finais dos anos 90 a ciéncia dominante predicaba como eterno para o sistema a crecente produtividade que impulsaban as novas tecnoloxias e a chamada ”nova economia”. As oscilacións do pensamento económico oficial, variaban entre un optimismo delirante, ou un moderado pesemismo que suscitaba, entre certos economistas, a inestabilidade e fraxilidade, sobre todo financeira do sistema. Hoxe continua esa tónica.. Di -se-nos que a crescimento do PNB de EE.UU. durante o terceiro trimestre de 2003 estima-se en 8%. O que non se nos menciona é que a maior parte desta crescimento se debe ao efeito do incremento vertixinoso do gasto militar e un fráxil gasto de consumo.. Moitos economistas non semellan preocupar-se de isto e voltan a predicar que estamos ao comezo dunha nova e feliz Era. Ainda que a evolución bélica en Irak e a devaluación do dólar introduciron trocos importantes na economia de EE.UU. segue sendo certa que as catro fontes da demanda estimuladora da actividade económica (consumo privado, investimentos, gastos gobernamentais e exportacións) é principalmente o consumo privado o que debido ao endebedamento crecente permitiu a expansión dos EE.UU. e de que aquel país non se afunda até agora nunha recesión. Xa naquela época a revista mencionaba que o investimento fixa dos negócios seguia sendo inferior á de anos anteriores e que un exceso de investimento conlevaba un descenso na capacidade utilizada. A pesar de que os tipos de interese atinxian un mínimo en 40 anos a formación de capital seguia moi estancada e a volatilidade do capital-risco, conseguinte á borbolla das tecnoloxias da información e comunicación (TIC) aparecia xa moi claramente. Se antes dixemos que o sustento da actividade económica en grande parte se debia ao endebedamento dos consumidores se nos lembra agora que unha retoma da información produtiva se debe ao que Keynes chamaba ”Animal Spirits”. Esta apelación irracional, que poderíamos traducir como impulso vital ou optimismo irracional inmotivado, nos dá conta da escasa capacidade razoadora da mais avanzada economia burguesa. En efeito semella mais lóxico esperar que un impulso consumista conduza a niveles de actividade mais elevados que necesiten unha ampliación da capacidade produtiva e non a que unha espécie de optimismo tecnolóxico conduza a unha renovación irracional do aparello produtivo.
Hoxe como onte, o fantasma real dun estancamento económico nos segue ameazando. Mesmo se aceitásemos algunhas teorias moderadamente optimistas semella que, no mellor dos casos, nos situaríamos dentro dunha recuperación sen emprego como dos que nos falou durante moitos anos Krugman. Antes de nos referer ao magnífico traballo de o profesor Richard B. Du Boff (que amabelmente nos concedeu permiso para o citar amplamente) convén lembrar que fai poucos dias o FMI sinalaba nun informe citado no New York Times (8 do 1 do 2004) que o incremento vertixinoso da déveda exterior dos EE.UU.que atinxia unha proporción récord, chegando pronto ao 40% do PNB e de que o déficit orzamentário dos EE.UU. chegaria este ano a 400 billóns (sajons, é dicer de mis de millóns) de dólares. É interesante sinalar de que a pesar da sombria previsión do FMI o actual Secretário do Tesouro John W. Snow continua falando o rancio linguaxe dos economistas da oferta e di-nos que pensa que a rebaixas fiscais de Bush estimularán a oferta, sobre todo a oferta de investimento e permitirán reducir en poucos anos o enorme déficit, e mesmo non menciona o efeito demográfico sinalado polo FMI sobre os nefastos efeitos da retirada dos membros da ”sementa de bebés”. Como sempre a economia depende moito da secuéncia lóxica en que se producen os trocos. Asi semella mais lóxico pasar dun movo impulso consumista (xa moi tensado) ou dun incremento nos gastos públicos produtivos (ou un descenso nos improductivos, como os bélicos) a unha recuperación dun investimento (freado polo exceso de capacidade) e a unha nova expansión xeral que abranxa o emprego e os salários reais. Recentemente a Reserva Federal sinalou tamén a deficiente criación de o mercado do emprego e a existéncia dun número importante de ”traballadores esmorecidos” insistindo  na posibilidade de manter uns baixos tipos de interese que alimentarian o optimismo inmobiliario, dado os baixos intereses hipotecarios e fomentaria a continuada expansión económica de EE.UU. durante o ano 2005. En nengun destes casos se nos fala da ”deslocalización” de certos empregos informáticos cara paises como Índia (fai longos anos que a empresa Swissair realiza a sua contabilidade na Índia) ou de certos trocos tecnolóxicos como os que levaron a un aumento do desemprego na fábrica Kodak. Convén ter sempre en conta, neste contexto, que desde a chegada ao poder do actual Presidente se perderon un dous millóns e meio de postos de traballo.
Richard Du Boff nos lembra que os EE.UU. están a tratar de reformar a sua (hexemonia global) definida como aquel: ”situación na que unha Nazón-Estado xoga un papel preponderante na organización, regulación e estabilización da economia política global”. É evidente que como sinala este autor os EE.UU. están hoxe operando activamente coa utilizazón das suas forzas armadas, que constituen neste momento unha parte inseparabel do seu político hexemónico, pero tamén debe sinalar-se que: ”o poder militar depende dos recursos económicos a disposición dun Estado”. Outros autores como Mann, Bacevich e Kolko cadran con el.
Richard Du Boff sinala que a supremacia militar de EE.UU. semella fora de toda dúvida pero a sua capacidade de xogar un papel hexemónico depende dun complexo conxunto de factores, políticos e organizativos que non sempre se coordinan ben coa sua supremacia militar posto que non cadran en moitos casos nen nos seus obxectivos nen nos seus métodos preferidos. É evidente que como tamén sinala Michael Mann, vivemos nunha confusa situación en que certos intereses de clase moi parcelarios (clases petroleiras) se conxugan a corto prazo con unha xustificación ideolóxica que evoca á vez certos elementos permanentes (excepcionalismo estadounidense, destino manifesto, colonialismo e neocolonialismo) e alguns novedosos como a recente alianza entre fundamentalismos ”cristiáns” e sionismos obtusos. Todo isto se combina con un espantoso e perigoso foque económico neoliberal, que a moitos observadores nos semella desfasado e enganado. Todo iso conduce a unha política interior represiva, apoiada no medo e a inseguridade e a un recorte das liberdades civis de corte neofascista.. Todo isto inscrebe-se nunha visión mais a longo prazo que evoca os efeitos que pode inxerir no hegemón a decadencia do seu hoxe omnímodo poder militar.
Entres os factores negativos que operan sobre a economia dos EE.UU. R. B. Du Boff menciona vários que debemos resumir:
1º no ano 1950 o PIB dos EE.UU. subpuña a metade do mundial e  só o 21% en 1999. O achegamento da poténcia de outras áreas como a UE ocorria tanto neste tema como no da exportación mundial de servizos comerciais que, no ano 2001, era virtualmente igual ao de EE.UU.
2º As grandes compañas multinacionais ocupando lugar preponderante a escala mundial pasan en moitos casos, de ser estadounidenses a ser de outros paises. Asi entre os dez maiores resultan ser non estadounidenses (9 de 10 electrónicas e de equipas eléctricas, 8 de 10 en manufactura de veículos, electricidade e gas, 7 de 10 en refinarias de petróleo, 6 en indústrias de telecomunicazón, 5 en farmacéuticas, etc. só 2 dos 25 bancos maiores son estadounidenses; e entre as 100 maiores compañas do ano 2000 só 23 proviñan de EE.UU.). Do mesmo modo a proporción das vendas mundiais das multinacionais de EE.UU. baixaron mentres en outras rexións, como as da UE aumentaron.
3º O acerbo do investimento directo de EE.UU. baixou de 47% en 1960 a 21% en 2001; e só unha vinteaba parte das grandes empresas de EE.UU. participaron no ano 2001 da onda de adquisicións e fusións.
4º No terreo das finanzas globais a posición de EE.UU. pasou de ser dominante a vulnerabel. Asi a participación do aforro mundial mantido en divisas europeas subiu (entre 1981 e 1995) do 13 ao 37%, mentres que o de EE.UU. baixou dun 67 a un 40%.
Outros factores de risco ou decadencia mencionados por R. Du Boff radican en que o crecente déficit da balanza de mercadurias (duns 550 millóns en 2003) que non poderá, como en épocas pasadas, nen pagar-se cos servizos vendidos aos estranxeiros nen coas remesas dos investimentos no estranxeiro sinalando que xa en 2002 as remesas dirixidas aos investimentistas estranxeiros en EE.UU. foron maiores que as estadounidenses procedintes do exterior, sinalando, como xa se dixo o enorme tamaño da déveda exterior de EE.UU. a case unha metade do seu PNB. deste modo EE.UU. chegou a ser a escala mundial o principal devedor mundial.
O mesmo autor sinala que as medidas económicas introducidas por EE.UU. para contrarrestar estas tendéncias (por exemplo sección 301 da Lei de Comércio e Aranceis de 1974, as restrizóns voluntárias introducidas en textis ou supercondutores, ”a Iniciativa do Caribe” ALALC, a recentemente derrotada medida contra importacións siderúrxicas, etc.) non foron capaces de frear esa decadencia. Certo que a expansión da borbolla da ”nova economia” ocultou un tempo esa tendéncia pero a recesión iniciada no ano 1991 e os recentes acontecimentos bélicos plantean a grande cuestión deste tratadista: ”¿xurdirá un remédio militar ante a decadencia económica? poderá a supremacia militar dos EE.UU. utilizar-se para lograr unha nova economia hexemónica? poderá dita economia hexemónica servir os intereses do capital global a un nível mundial?”
P- As perguntas planteadas por R. du Boff son fundamentais pero: o que opinas ti da posíbel evolución da economia americana este ano, deixando a un lado as perguntas mais a longo prazo de R. du Boff? Non haberia que ocuparse algo dos paises de Europa ?
R- Respondo primeira, e brevemente á tua referéncia sobre Europa. Todos os indicadores concordan en que, no mellor dos casos, as economias europeas atinxisen un ritmo de crescimento non maior da metade da expansión estadounidense. A única grande pergunta, polo tanto, non se estabelece a este nível se non ao de saber se as reformas institucionais europeas manterán vixente un modelo de “estado de benestar ou benéfico” diferente do de EE.UU.. A situación de cada país é moi diferente, o Reino Unido xa está próximo ao modelo de EE.UU. pero outros grandes paises achegan-se con grande dificuldade, debido á resisténcia  que outrora se chamaba “clase obreira”. É difícil prever o grau de resisténcia que poda producir-se en cada país pero unha cousa fundamental é certa; mentres que isto non acontece nos EE.UU. o proceso do “estado benéfico” xelou-se instituizónalmente en Europa o que lle outorga unha grande resisténcia a meio prazo. Mesmo no R.OU. a “dama de ferro” só logrou debilitar o Servizo Nacional de Saúde, non eliminá-lo .
Ao comezar o ano 2004 só podemos manifestar grande estupor ao verificar as grandes discrepancias que existen entre os diagnósticos da coyuntura económica mundial e estadounidense. Se consideramos as observazóns mais oficiais, como as que fai a OCDE, o primeiro que salta á vista é que, como en anos anteriores, e seguindo a irónica frase francesa de “l’optimisme est de rigueur”, é que hai que ser optimista por obriga profisional ao considerar a economia mundial. O pesemismo debe ser excluído do mesmo modo que un traxe andraxoso ante un acto de rigorosa gala. Asi por exemplo, segundo o último informe da OECD, segundo nos di o londinense “Economist” (de 3 de Xaneiro de 2004): a economia mundial se está a recuperar con forza do seu recente descenso. Os EE.UU. terán este ano (2004) unha das taxas de expansión mais elevadas de entre os paises ricos. O seu PNB aumentará en mais dun 4% o que significa mais do duplo  que se espera de Japón e da UE. O risco de inflación semella ter-se moderado en Europa e nos EE.UU. onde os prezos ao consumo só se elevarán entre un 1 e un 2% e Japón continuará a sua loita contra un caída de prezos recesivo e a fin de corrixir a sua escasa competitividade desde o seu banco central. Neste ano o paro atinxiria un 8% en Europa comparado con só  5% en Alemania e Japón. A OCDE menciona como único risco para a estabilidade económica global o enorme déficit en conta corrente da balanza de pagos estadounidense que se estabelecerá na proximidade dun 5% do seu PNB. Lembremos que esta mesma revista nos dicia non fai moito tempo (6-12-2003) que estamos “ante o amañecer dunha nova fase expansiva económica” e que se alguén o duvidase observase a recuperación das bolsas no 2004, un avance de mais do 25% en EE.UU. e  dun tercio en Europa.
Se lemos outra prensa capitalista mais independente e menos mediatizada polo poder político hexemónico, a rosada visión anterior muda. Desde fai moitos meses Paul Krugman fustiga ao Presidente Bush II e á sua Administración pola adopción dunha política económica desastrosa que pode encamiñar á economia mundial cara un futuro desastroso. Nun recente artigo (New York Times, 6-Xaneiro-2004) Paul Krugman se congratula de que os críticos ”histéricos” como el, sinalan a irresponsabilidade política e económica estadounidense na xestión dos seus enormes déficits orzamentários e comerciais, o seu político de favorecer ao consumo, ao sector empresarial, ás grandes empresas, á insisténcia nas políticas de apertura dos libres mercados, da sua parcialidade cara os sectores  mais favorecidos (como os ricos e as grandes empresas) etc,. Un novo ”histérico” o exministro Secretário do Tesouro Robert Rubin cadra substáncialmente con Krugman, subliñando a posíbel catástrofe sofrida na economia polos déficits de EE.UU. e o seu deletério efeito sobre os níveis de confianza e de competitividade nese país, o que poderia conducir a unha crise financeira internacional de proporcións xigantescas. En efeito, a polo momento, e a pesar da vantaxosa posición do dólar nos mercados internacionais, EE.UU. non é imune de sofrer unha crise financeira semellada ás experimentadas por alguns paises do terceiro mundo.
P- Parece-me que ti concordas mais coas visións pesimistas.
R- En efeito, asi é aínda cando moitas veces ironizou-se sobre os economistas que cando se atreven a asumir algunha tendéncia cadran en continuar xa ben sexa unha fase de expansión ou unha fase recesiva. Moi poucos economistas, Creo eu, que se atreven a prever un ponto de inflexión. Persoalmente, decido mollar-me e penso que por varias razóns unha inflexión na economia americana se producirá dentro dos próximos 12 meses. Existe un conxunto de varias razóns, tanto económicos e estatísticas como políticas e sociais que xogarán un importante papel. Os estatísticas económicos non son fiabeis en moitos xeitos. É case cómico o ver como os economistas que obxectaban, moitas veces con razón, ás vertixinosas taxas de crescimento da ex-URSS ou China, cando estas formaban parte do “bloco socialista”, aceitan, sen rechistar, os dados dos novos conversos do mercado. Nen tan siquieira o Banco de Transaccións Internacionais de Basilea pode saber que pasa cos 2,5 mis de millóns de dólares que cada dia se moven nos mercados de valutas. A vertixinosa crescimento das empresas multinacionais (EMN) é outro factor de opacidade. no ano 1990 habia 37000 EMN e 175000 subsidiarias, no ano 2003 as cifras atinxian 64000 EMN e 87000 subsidiarias. Aparte da importáncia social e política destas cifras sobre os estados convén notar que os estatísticas de comércio perden valor pois mais do 60% do comércio internacional se fai entre estas empresas. Non sabemos onde se orixina ou realiza un lucro pois estes novos actores pratican , (a fin de evadir impostos) a transferéncia de prezos ou “transfer pricing”. O “Economist” menciona como caso cómico que unha EMN vendia ao seu subsidiaria cepiños de dentes a 2655 dólares a unidade.. desde un ponto de vista político , sobre o que voltaremos, é posíbel que os aliados burgueses de EE.UU. non consentirán en asumir os resultados nefastos dunha guerra que se asentou en mentiras, e polo tanto inxusta, da que até agora en pouco ou nada se beneficiaron. Outra razón, mais centrada na economia é que o déficit orzamentário de EE.UU., (que segundo a Secretaria Presupuestaria do Congreso atinxirá este ano 477 billóns (sajons) de dólares) é  sustebel. Sócialmente, como subliñou Krugman, a rebaixa de impostos implementada por Bush seguiu favorecendo aos moi ricos e ás grandes empresas, e o rápido incremento previsto no Gasto Federal (xa ocorrido desde o ano 2001) consistiu maiormente nun vertixinoso ascenso nos gastos de defensa e seguranza nacional, e só moi  en alguns pagos realizados en conceito de seguro de paro. A causa principal da caída de ingresos foi como se dixo a rebaixa nos impostos, príncipalmente das grandes empresas, que comparadas co PIB están nun nível tan baixo como en 1950. Por se isto fora pouco, segundo imperativo legal os presupostos dos Estados integrantes da Unión deben de se situar (moito lle gostaria isto a Solbes) a un nível orzamentário “cero” e esta decisión xa está a incidir moi negativamente nos gastos sociais sobre fondos de Sanidade, Educación, Axuda familiar, etc. A resisténcia,  imposta, de que os cidadáns estadounidenses continuen aceitando unhas políticas que desfavorecen á maioria, nos semella, que debe de ter un limite. A isto hai que engadir a fortaleza do euro e a consecuente resisténcia de moitos financeiros europeos (ainda que, até agora non asiáticos)a seguir suportando un déficit estatal. Iso viu-se reflectido  nun desprazamento do anterior endebedamento estatal cara o oferecido polas grandes empresas multinacionais. É cada vez mais evidente a contradición dunhas políticas monetárias do Sistema Federal de Reserva ( e o seu gurú Greenspan) que por un lado quere manter uns tipos de interese baixísimos, para estimular a confianza, o consumo e o sector inmobiliario, e por outro lado a necesária financiación dun crecente déficit exterior, oferecendo maiores níveis de rendabilidade. Vendo todo isto deste lado do Atlántico non deixa un de se surprender , de que non xurdise até agora un político populista e proteccionista, do talante de Buchanan, que seduza a unha parte do inerte electorado estadounidense.
P- Semellaria inferir-se , de varias expresions que utilizache, un certo desprezo cara a capacidade crítica das cidadáns estadounidenses, e ás suas opcións sociais e políticas. Podes estender-che neste ponto?
R- Tocache un ponto que me interesa moitísimo, cal é a relazón que existe entre as percepcións, ou subxectividade dos actores sociais e basee-a real produtiva dunha sociedade. Durante moitos anos prodigalizou-se unha mecánica e deficiente interpretación de Carlos Marx, que facia depender, dun modo unívoco a subxectividade das masas da realidade social e produtiva en que vivia. Segundo a miña interpretación, unha das tarefas principais que debe plantearse a esquerda, é a de lle permitir a unha povo mais libre operar con toda clase de categorias, esquemas interpretativos, e críticos, para de refutar o esquema de Brooks, que conclui ”os americanos non teñen na sua cabeza as categorias marxistas”. Se isto se logra, unha povo logrará safar-se dos mentiras que o esmagan, e poderá manifestar-se con coñecemento e libertade ante o problema da ”falsa conciencia”. A información alternativa, e a crítica a escala mundial, son moi necesárias, pero o problema é particularmente agudo en EE.UU.
Durante moito tempo ”nos di” existian poucos estudos que tratasen sobre a influéncia ideolóxica levada a cabo en EE.UU. polas doutrinas dominantes. Quero insistir en vários deles, que me semellan fundamentais: o primeiro é o magnífico estudo de Richard Slotkin, que escrebeu unha triloxia sobre este tema, e cuxo último libro ”Gunfigter Nation”, subintitula-se ”O mito da raia na América do século XX”, (publicado, como os anteriores, pola University of Oklahoma Press, no ano 19 91) Slotkin nos lembra que unha certa má utilizazón deste “mito da raia” favoreceu as propostas e fins políticos dunha economia, baseada nas grandes empresas, e dunha política concebida como método xestionador. Esta ideoloxia interpretou a história como unha loita salvaxe e de expansión até o Oeste como unha parábola de darwinismo social que explicaba a emerxéncia dunha nova clase directora de xestores (“managers”), que xustificaba o analienabel direito de éstos (as clases dirixintes) a lograr que as clases inferiores apoiasen sen rechistar os seus propostas. A substituizón ou desmercadomento, dunha guerra de clases por unha guerra salvaxe e contra os selvaxes erosiona necesáriamente o terreo dunha posíbel confrontación ideolóxica (mesmo dentro dunha tradición democrática), cara a dunha guerra de razas. Desde este foque o progreso e a orde xusta, non derivan dun amplo acceso ao poder político ou á propriedade se non que o progreso dependeria da exclusión ou exterminio dun tipo de humanidade,  regresiva, e consecuentemente, do engrandecimento dunha raza de xente ou unha povo privilexiada. Outro libro tamén fundamental neste contexto é o de Anders Stephanson, “Manifest Destiny” (Destino Manifesto), cuxo subtítulo trata do ”expansionismo americano, e do império  correcto”, baixo cuxo título, suficientemente explícito, xace unha espantoso reinterpretación da história de EE.UU. A este título debemos de engadir o libro John T. Jost e Brenda Major: “The Psycology of legitimacy”, ( A psicoloxia da Lexitimidade) Cambridge University Press 2001. Neste libro lemos que: ”os que atacan ao “status quo”, ou poder estabelecido, son moito mais susceptíbeis de ser mal percebidos, xulgados e desligitimados que aquelos que o defenden. Os que expresan algun resentimento sobre calquera privación, ainda que a sofran acaban sendo considerados como sócialmente indesexábeis”. Esta admiración polo éxito, sobre todo do rico, e a culpabilización polo fracaso (individual e non colectivo), pesan como unha lousa implacabel sobre a capacidade de rebelión da povo estadounidense. Esta actitude lembra a evocada por Robert Pollin de Adam Smith cando afirmaba na sua “Theory of Moral Sentiments” (Teoria dos Sentimentos Morais) : “A disposición a admirar, case de venerar, ao rico e poderoso, desprezando ou non tendo en conta ás persoas dunha condición modesta ou pobre… é, á vez, a maior e mais universal causa da corrupción dos nosos sentimentos morais”.
Fai un ano (New York Times, 12-Xaneiro-2003) David Brooks, (un importante membro da redacción da revista The Weeckly Standard, e autor dun libro sobre o éxito da clase dirixinte dos EE.UU.: ”Bobos in Paradise”) ironizaba, (con escaso respeito a unha povo sometido a un incesante amartelo mediático desde os meios de difusión de masas e as instituizóns educativas) sobre os feitos relatados por unha enquisa da popular revista “Time”. Segundo esta enquisa resultaba que o 19% dos cidadáns estadounidenses dician estar comprendidos entre o 1% dos mais ricos, e ainda pior, outros 20% mais esperaban pertencer algun dia a esta categoria. Como dicia Brooks, do que xa citamos a Marx, case unha metade dos cidadáns tiña un pánico cerval ao ataque fiscal que Gore planteaba a un colectivo ao que de feito non pertenza.
O interese polos temas da ”má conciencia” seguiu manifestando-se até o presente, asi fai pouco tempo Clifford Longley, escrebeu un libro ”Choosen People” (Povoo Eleito) Holden e Stoughton, London 2003, no que (referendo-se mais  ao Reino Unido) se reitera con menos radicalismo este tipo de análise. Clifford menciona  a Max Weber que sinala que: ”existe unha convicción relixiosa, explicita nunha xerazón, que se fai implícita, aceitada, e sen exame na xerazón seguinte”. Como no caso de Stephanson o paradigma da ”povo escollido” pode conformar habitos e, modos de pensar, e actuacións moi posteriormente a que as xentes perdesen a relazón coa orixe relixiosa da sua influéncia. Clifford fala-nos longamente, referendo-se a Inglaterra do ”nacional-protestantismo”, que ten certo paralelismo co noso nacional-catolicismo e pensamos que tanto Weber como Marx tiñan razón cando subpuñan que calquera conciencia individual podia ser vítima de algo cuia orixe ditado por un pasado histórico moi anterior. As relazóns entre a formación dun destino aceito e a identidade dunha povo son moi complexas, pero en EE.UU. é posíbel que ambos elementos do dilema, que se corresponden con unha dialéctica entre destino e identidade sexan un acto de vontade mais ben que da memória. A enorme plasticidade da conciencia individual e da sua escasa capacidade de se integrar nunha clase, grupo, ou comunidade son un obstáculo fundamental para unha toma de conciencia revolucionária.
P-¿Até o que ponto a suposta crise, e a decadencia da que falache en EE.UU. pode-se traslucir nun troco nas relazóns internacionais (RI)?
R- As relazóns internacionais constituen un campo que está actualmente en profunda mutazón, os realistas, os uni ou multi-lateralistas, os estructuralistas, os sistémicos, os realistas e neorealistas, os funcionalistas, os praxeólogos neo-realistas. Os marxistas etc. tratan desde cada esquema de elaborar interpretacións que nos permitan unha certa capacidade de interpretación ou predicción no que toca ás relazóns internacionais e unha posibilidade de lle conceder unha leitura racional aos acontecimentos mais recentes dos que fomos testemuñas. A complexidade e o estado fluido das interpretacións teóricas deriva-se de que estamos situados nunha época de grandes trocos, trocos respecto a un sistema, o dun capitalismo global do que xa fai longo tempo nos informou Michel Beaud na sua obra: “Lle Basculement du Monde” ( A desestabilización do Mundo), A Decouverte 1997). Neste sistema no que existia un conxunto nacional-global xerarquizado de estados, se estaban a experimentar trocos no que toca á importáncia dos actores que interveñen na sua gobernanza, e na formación das relazóns internacionais, como por exemplo, gobernos nacionais, empresas multinacionais (EMN), movimentos sociais, sociedade civil, etc. A crise nas relazóns internacionais (R,I.) é evidente non só porque mudan os paradigmas se non tamén porque muda o seu conxunto de século a século, a intencionalidade dos actores que interveñen en elas, a configuración do poder, a reconfiguración sistémica a nível internacional do modo de producción, e as posíbeis sinerxias entre os diferentes vectores do poder, tanto tomado conxuntamente en cada unidade de análise como no peso ( ou ponderación) que poda ter nun momento dado cada un deles.
P- Cais che semellan neste campo os elementos principais?
R- Dentro do campo das RI existe un conglomerado moi diferente de teorizacións, modelos, prescrizóns etc. Eu distinguiria príncipalmente as teorizacións escépticas, que poñen en dúvida a existéncia posíbel dun esquema interpretativo das RI, das teorizacións da escola marxista, que ocupándose príncipalmente dos trazos mais grosos da história, dentro da que se desenvolven as RI, a evolución social ou as relazóns entre estados, propon un esquema interpretativo mais amplo. Tanto os continentais europeos como os estadounidenses, se adscriben a ambas escolas, pero entre os europeos predomina un foque escéptico. Dentro dos enfoques escépticos europeos, (que non excluen a análise detallado de certas situacións) podemos mencionar a Philippe Braillard, citado por Jean-Jacques Roche: “Theorie deas Relations Internationais).Teoria das R.I., Montchrestien 2001, cando nos di que ”o estudo das RI non nos envia hoxe dia cara un campo desestructurado, no seo do cal se enfrentan modelos explicativos e enfoques teóricos diversos  conciliabeis entre si”. Cadrando co autor anterior J. J. Roche adverten-nos que desde un ponto de vista epistemológico os esforzos para construir unha teoria das RI semellan ter conducido a un beco sen saída. Roche distingue sen embargo dous modelazóns fundamentais nas RI. A primeira refere-se aos autores que subliñan un estato centrismo (un nível político, un nível interestatal e de poder, xunto a unha anarquia de actores dentro dunha sistémica internacional, etc.) e por outra parte, uns modelos que subscreben a unha dialéctica “realista” entre ordes estatais (políticas) e fluxos transnacionais (que cobre actores non nacionais ou nacionais que actuan dun modo global) que subliñan a tendéncia ás actividades reticulares (ou de redes) excluindo, ou restando grande importáncia ao xogo das poténcias territoriais. Entre os americanos Keneth N. Waltz tratou en vários casos de destruir a esperanza de edificar un modelo teórico, permanecendo somente nunha espécie de heurística analítica, e entre os seus discípulos europeos Raymond Aron mostrou-se, como el, contrário á oportunidade de construir calquera tipo de teoria, o que non lle eximiu de certos crasos erros nas suas prediccións, como por exemplo, a suposta estabilidade do sistema soviético, e a persisténcia dun mundo bipolar. Os diversos níveis de análise de Waltz nas suas moi coñecidas obras”: Man, State and War” (Homes, Estados e Guerra), e “Theory of International Politics” (Teoria da Política Internacional) abren-nos, non obstante, certas liñas interpretativas da história que non excluen, sobre todo a corto prazo, o papel do indivíduo ou o grupo que se situa dentro das minorias directoras dun Estado, nen o abanico das posibilidades que se abren aos diferentes actores ante unha crise. A maioria dos autores americanos concebiron sempre a política internacional (PI) como unha prolongazón do seu próprio ”destiño manifesto”, da sua misión civilizadora que segura a expansión de certos princípios loubáns, como o de liberdade (que se concebe como libertade individual para os negócios, consecuente co asi chamado “Consenso de Washington”), esta aproveita ás veces do pretexto da seguranza nacional para a inserir nunha liña, mais a longo prazo, dunha política expansionista e falsamente redentora. deste esquema deriva unha oposición centrada xa ben nunha resisténcia cultural, subsecuente ao agravio da intervención americana, xa dunhas políticas nacionais de corte identitario.
É evidente en calquera caso que a posición de cada actor, no xogo dos diferentes vectores que configuran o poder troca segundo o contexto, por exemplo, unha situación conflictiva de guerra determinará unha ponderación mais importante dos actores que están mais perto, ou influen mais, sobre as actividades militares. A posición de mais cínico escepticismo, dentro deste amplo espectro, narra-a Jonatham Haslam no seu libro: “Non Virtue like Necessity”, (Non hai mellor virtude que a necesidade) Yale University Press 2002, cando nos refere que nunha carta E.H. Carr ( O famoso autor de “Twenty Year’s Crise”; A crise que dura 20 anos) lle di que: “non existe unha ciéncia das Relazóns Internacionais. O estudo das R.I. nos paises de fala inglesa consiste simplesmente no estudo de como gobernar o mundo desde unha posición de forza”.
Dentro das grandes teorias “monistas”, de trazo amplo e a longo prazo, como a do marxista Rosenberg subsisten diacronías e influencias coa sociedade civil posto que, acontece ás veces , que, dentro dun sector militar, e non obstante certas alianzas de carácter nacionalista nos que se apoia, as EMN, sector que á vez é e non militar, exerce unha influéncia e unha determinación que ás veces non se percebe. Ao pasar dun campo de relazón a outro, dentro das RI, o valor e a influéncia dos actores muda,como acontece nun grupo de teatro cando os actores deciden abandonar unha peza para levar a cabo outro nos que os seus rois serian diferentes; J. Rosenberg rexeita as teorizacións dos sistemas geopolíticos desvinculados de estruturas sociais mais amplas, mentres que as maiorias das doutrinas realistas, (baseadas nos diferentes vectores do poder e as estruturas estábeis, a maioria estatais) non nos poden oferecer unha explicación adecuada do sempre mudante xogo da balanza de poder. A sua teoria marxista basea-se nunha análise da teoria social do valor e das suas diferentes formas, o que permite unha comprensión da dominación de clase (xéneralmente xerarquizadoa) e unha comprensión das RI mais esencial e apartada do tema recorrente da ”anarquia”. Este autor sinala con grande subtileza as diferentes formas de realización do valor levada a cabo por diferentes impérios como o español, o británico ou a ”Pax Americana”, que incorporou un elemento de imperialismo informal non territorial. Engadamos que en toda acción imperialista subsisten ás veces elementos anacrónicos, por exemplo, en Irak a dialéctica da consecución dunha posición privilexiada nun sector oferente dunha matéria prima (petróleo) leva ao poder imperial a exercer unha función arcaica de ocupación, completamente contrária ao ideal e lóxica mais moderna, do “império informal” baseado nun domínio comercial e financeiro. Lembremos que xa no século pasado, Engels nos advertira sobre a maleabilidade dos sistemas ideolóxicos e lexitimadores utilizados, posto que unha mesma base material podian corresponder ideoloxias, valores e elementos lexitimadores moi diversos. O estudo do magnífico libro de J. A. Fernández Santamaria: O Estado, a Guerra e a Paz, Akal 1988, Cambridge University Press 1977, que estudaba as xustificacións ideolóxicas do noso Século de Ouro nos lembraba a Sepúlveda que opinaba que “aqueles bárbaros” (as povos indíxenas) que se neguen a aceitar a “vontade da natureza” deben de ser reducidos á obediéncia mediante “a forza das armas”. Hoxe o moderno império trata de usar a forza das armas para reducir a quenquera que non aceite a “orde natural” do capitalismo global.
Cadramos con Rosenberg en pensar que aos EE.UU. interesa-lle abrir o ámbito de ”o económico” cara un poder privado, un capital privado, cara unha forma social de dependéncia meada por cousas. Lograria-se asi, universalizar o exercício dun poder político, a través destes mecanismos. As posicións de Rosenberg son moi paralelas aos de Robert W. Cox (Production, Power and World Social Order. Producción, Poder e Orde mundial Social, Columbia University Press 1987 e outros de Cox) e os de E. Kouvelakis (Actuel Marx, Nº 34. Second semestre 2003). ”Violence da marchandisation”( Violencia dunha mercantilización) que apoia a idea dunha crecente mercantilización da forza de traballo a través do mundo, mediante as políticas neoliberais e de globalización. Do mesmo modo, Samir Amin, no artigo ”A mondialisation economique et l’universalisme democratique”,(A mundialización económica e o universalismo democrático) incluída no libro ”Democratie” l’Harmattan”, 1999, subscrebe estes enfoques, sinalando que a separación entre a democrácia  política e o poder económico, é un desenvolvimento  capitalista..
Elevaron-se algunhas voces discrepantes en contra destas teorizacións, notemos por exemplo a de Guillaume Duval, ”Lle liberalisme n’a pas d’avenir”(o Liberalismo carece de porvir), A Decouverte, 2003. No seu libro, e seguindo un esquema aparentemente inspirado en Schumpeter e Albert Girsman, subliñan-se duas contradiccións do actual sistema que conducen a unha erosión da base social e a visión do mundo liberal. A primeira contradicción estabelece-se entre a inevitábel tendéncia á concentración produtiva e distribuidora, dentro de moitos sectores, o que conleva a unha destrucción da competéncia. Isto é contrário á visión liberal de competitividade e progreso. A segunda contradicción estabelece-se legal e sócialmente entre a capacidade individual de aforro (que se incorpora na propriedade dos enormes fondos de aforro investimento) e o fin sistémico das empresas asi financiadas por lograr maiores lucros grazas a estes fondos ainda a forzade reducir no posíbel os custes salariais. A contradicción entre fins individuais (un satisfatório salário) e colectivos (rendabilidade dos fondos) fai-se asi moi patente, e a finalidade individual choca frontalmente coa necesidade colectiva da obteción dos mellores salários, o que pode dar lugar indivídualmente a unha espécie de esquizofrenia xeneralizada. Unha resposta adecuada esixiria mais espazo do que dispomos, limitando-nos a sinalar, que a visión deste tipo de críticas é insuficientemente dinámico. Como dixese Marx, a competéncia conduce ao monopólio. Antes de que xurdise ”Microsoft” xa existia o “Vale do Silicón, sen esquecer a ”Linux”. O sistema pode criar novas pólas, que efectivamente se concentran, pero mesmo cando xa están concentradas, os oligopolios poden aceitar unha grande moderación na sua competéncia de prezos, grazas á diferenciación dos seus productos, e a outros acordos que pospoñan unha competitividade dura. Duval propon un programa de ”responsabilización moral das empresas”, que nos semella só un desexo bienintencionado, pero pouco viábel. A pouca competitividade que subsista, a empresa cuxa dirección sexa mais eficaz, (con desprezo da sua responsabilidade moral), gañará partes de mercado fronte ás mais responsábeis, como afirma Alex Callinicos, “An Anti-Capitalist Manifesto”, (Un manifesto anticapitalista) Polity Press 2003 ao referer-se á idea dun socialismo de mercado.. Como outras, esa via reformista, semella desembocar nun beco sen saída. A contradicción individual e colectiva que sinala é xusta, pero pode manifestar-se a diversos níveis. Mentres subsistan ideais nacionalistas, imperiais ou racistas que leven ao “progreso” dun área a costa de outras, de outra rexión, ou de calquera forma de comunidade, será difícil obter un troco na conciencia colectiva que incorpore un interese efectivo mais universal.. A apelación a formas mais elevadas de “democrácia substantiva” é correcta, pero a evocación das ”disfuncións” soviéticas ou iugoslavas mostra as dificuldades que se atopan ao longo dun camiño no que se debe de tratar de evitar que ”o económico” adquira un invasor e opresivo nível autonómico. Por outra parte esa “democrácia substantiva” fica loubána, sen suficiente especificación, as experiencias de corte ácrata, moi interesantes, semellan de carácter  universalizabeis. A lóxica do sistema global actual, e das cada vez maiores desigualdades que provoca, fan que o obxectivo e o nível de aspiracións políticas e económicas de diferentes comunidades se aparten de modo diverxente, o que constitui, hoxe por hoxe, un apoio para o sistema.
P- Cres que imos cara formas sociais mais dispares?
R- Creo, en efeito, que estamos nunha fase na que as disparidades se agravan.. Unha resposta adecuada a esa interrogación levaria páxinas, libros tal vez . Libros que xa foron escritos. Limitarei-me a dar-che algunhas indicacións bibliográficas para axudar aos posíbeis leitores inquietos. Aqui, sobre a mesa, teño o último artigo de M. Iates sobre o tema (Monthly Review, February 2004) que contén boas referéncias, e non convén esquecer o estudo de Branco Milanovic no moi conservador “Economic Journal” (Revista Económica de EE.UU.) de Xaneiro de 2002, o fundamental “Informe sobre Desenvolvimento Humano no 2002” de Nazóns Unidas, os traballos de Samuel Bowis e Herbert Ginte particularmente no seu libro “The Inheritance of Inequality” do 2002, o “Proxecto sobre Desigualdad” de James Galbraith, na Universidade de Texas (accesibel en “internet” segundo dados de Iates) etc. É particularmente notabel o feito, subliñado por Bowis e Ginte de que a crescimento a longo prazo da desigualdade global desde que xurdiu o capitalismo revestiu unha forma de diverxéncia entre paises mais que as xurdidas ao interior de cada país. Persoalmente interesei-me moito por este tema e en Congreso “Galicia-Finlandia” do Consello Dá Cultura Galega (Santiago de Compostela 2002) apresentei un estudo no que trataba de demostrar que a lóxica inmanente ao sistema capitalista inxeria maiores diferenzas.
P- O que che suscita o tema de Irak?
R- Aparte da inexperiencia de certos poderes imperiais, como o estadounidense, ao exercer unha labor de ocupación territorial, esta forma de colonización tropeza cos obstáculos definidos, entre outros por Laie Martín Muñoz, (O Periódico, 24-1-2004), segundo a cal, a “Grande Superpotencia” está a demostrar que lle sobran ”armas, diñeiro e arrogancia” pero a sua brutal actuación é tan profundamente superficial, que non é capaz de captar a complexidade e subtilezas da história. Se o poder imperial non escoita as reivindicacións democráticas de certos sectores da povoazón, terá que acabar saindo por unha porta falsa, deixando un conflito civil de terríbeis dimensions, ou unha administración policial, a carrego dos seus jenízaros, que  pedirán unha parte do botín. Lembremos que segundo as avaliacións de EE.UU. a “déveda”, contraída polo seu sátrapa, pero que a povo vítima deberá pagar cos seus recursos é de oito veces lle PNB de Irak. A “xenerosa” oferta de Villepin de participar mais activamente nas labores de “democratización” de Afganistán inscrebe-se claramente neste contexto.
A dificuldade neste momento consiste na elaboración dunha teoria crítica dinámica das RI, que non trate tanto de explicar o modo e a causa de algo xa acontecido no pasado se non de, a partir do presente, elaborar un certo perspectivismo que, ainda recoñecendo a poderosa existéncia  aleatorio, as persoas e grupos imperantes e dos seus desexos, percepcións ou caprichos, tente alertarnos sobre certas tendéncias que poderán manifestar-se no futuro. Esta teoria crítica teria que lograr sé-lo en relación a si mesmo, ao instrumento teórico de captación dunha realidade, e cara a sociedade que lle influi sobre a teoria e a realidade analisada. A finalidade última dunha teoria crítica seria a de introducir un elemento normativo na comprensión social dunha totalidade que poda deste modo levar-se á sua superación. Trataria-se de saber se unha determinada de clase hexemónica, ou fracción de clase que domine as forzas produtivas está a seguir unha dominante dialéctica nacional ou internacional. Nos alonxaríamos asi dun ”realismo” que vehicula unha representación do mundo favorabel aos que ostentan o poder, mesmo se o consideramos existindo dentro dun contexto nacional-total xerarquizado, como di Beaud.
no moi recente “Annuaire Français de Relations Internationais”(Anuario Francés de Relazóns internacionais), Bruylant, Bruxalis 2003, Jean Louis Martres, como a maioria dos colaboradores, expresa un certo escepticismo cara a posibilidade de elaboración dunha teoria das relazóns internacionais. . Os ”realistas”, como el, non cren na ilusión dunha armonía universal dos intereses. Son liberais no sentido político e económico pero non cren nunha regulación social posibilitada  polo desapiadado xogo da economia de mercado. Todos os realistas distinguen-se da morriña visión xurídica dos ”idealismos” que pretenden superar a existéncia de conflitos por meio de instituizóns xurídicas. Martres pensa que ao mais que poda aspirarse é a unha socioloxia do coñecemento na que os paradigmas das RI semellan facer de sucedáneos dun “dogma relixioso”, estimando que a maioria das análise hoxe dia converxen cara un ”realismo” que trata de incorporar unha dimensión estratéxica. Martres opón-se deste modo á vella idea de “superimperialismo” de Karl J. Kautsky que subpuña unha converxéncia explotadora dos paises desenvolvidos do Norte contra o empobrecido Sul.O profesor Roche cai asi, , na vella doutrina da “balanza de poder” pero tamén sinala que os actores dos RI vehiculan un ou vários vectores do poder e por iso mesmo exercen certa especialización na sua utilizazón. Por exemplo a EMN nun certo momento pode exercer un poder político, non tanto operando como un consello de administración do Estado, se non mais ben culturalmente, reforzando a fé ou as ideoloxias que reforzando as virtudes do mercado libre. Todo isto está moi relacionado co rexurdimento do, asi chamado “deus mercado-máquina” ou sistema internacional de “estados-mercado”, do que nos fala Bobbitt en “The Shiel of Achis”, (O escudo de Aquis) Allan Lane 2002, e a obsolescencia da democrácia liberal. (Rethinking Marxism, volume 3, Nº 1, Spring 2001), pois como dicia fai tempo o cínico e belicista Samuel Huntington: ” O funcionamento eficiente dun sistema democrático requere un nível de apatía e non-participación por parte de certos indivíduos ou grupos” ( Lle Monde Diplomatique Decembre 2003). Como sinala Justin Rosenberg (”The Empire of Civil Society”, verso 1994), se perpetua deste modo unha ideoloxia de separación (económica e política) dentro do poder burgués, entre unhas entrelazadas realidades, políticas e económicas.
Voltamos asi á aporía marxista que sinala que os homes fan a sua própria história, pero baixo condicións e circunstancias que non escollen. Como se dixo, seguindo outra aporía, o proletariado, (ou actor histórico) non poderá liberar-se excepto en certas condicións favorabeis, e estas condicións favorabeis só poderian atinxir-se cando a conciencia histórica dun determinado actor social poda xurdir. Nestes momentos semella particularmente interesante, e en moitos pontos espantoso, o conxunto ideolóxico que opera dentro ou próximo á cúspide mais determinante da orde, (ou anarquia, sistémica e xerarquizadoa). Do mesmo modo que un esquema ideolóxico inadecuado, por ser dun clasismo parcelario, ou irracional, (por arrastrar elementos relixiosos) pode conducir, dirixido funciónalmente, a resultados favorabeis, ao ser aplicado dun modo indiscriminado, de igual maneira pode conducir parcial ou totalmente a fracasos en diversos ámbitos diferentes xeográficos e funcionais. É asi posíbel que na irracional decisión de invadir Irak, a sua irracionalidade e o seu arcaismo opere favorabelmente en certos ámbitos que se preguen ás necesidades do sistema internacional (ou do país hexemónico que as propicia), como por exemplo aconteceu en Libia (cuxa capitulación foi subliñada no semanário “Nosa Terra” por X. Rios), Síria e posíbelmente en Corea do Norte. A superior racionalidade dunha aparente “irracionalidade” ficou ben tratada por William Blum no seu libro. “Rogue State” ( Estado Delincuente) Zed Books 2001.
A teoria das RI está en EE.UU. profundamente influenciada por duas circunstancias de enorme importáncia. A primeira é o irracionalismo dunha clase dirixinte moi parcelaria no que vellos conceitos míticos de excepcionalismo e misión universal de povo eleita se combinan con ideoloxias relixiosas de alcance moi elemental, e de egoísmos individualistas de captación de recursos económicos moi claros. O segundo elemento que incide sobre a formación das RI en EE.UU. é a aceitación ou rexeizón dunha política de clase internacional, expresada nun multilateralismo, ben a través de relazóns de desigual importáncia cos seus aliados, ou ben mediante a utilizazón de recursos instrumentais de tipo institucional como poderia ser a ONU. A coherencia dunha política permite unha certa caracterización, que se implementa a través dun estado – nazón, política imperialista, imperial, hexemónica, unilateral ou multilateral, baseada sempre en intereses de clase ou nacionais. Existe unha enorme variedade de modelos e opinións, nacionais e estranxeiras referintes á política exterior de EE.UU. Desde os “realistas como Waltz, Morgenthau, Mackinder, Tucker ou o energúmeno Mearsheimer até multi-lateralistas como Rosencrance, Hoffmann, ou Kaohane, pasando polo interesante funcionalista Haas non faltan diferentes interpretacións. A elas unen-se voces mais populares de escritores como Chomsky Kagan ou Vidal que se unen ás mais especializadas para conformar un conxunto mais extremista e moi heterocliño. Entre a plétora de libros que tratan de explicar os elementos que caracterizan ás RI dos EE.UU. debemos de destacar duas, que por desgraza non foron ainda traducidos no noso país asi como o moi recente de Chalmers Johnson: The Sorrows of Empire (Os sofrementos do Império) Verso 2004. Tanto este último como os de Andrew J. Bacevich: American Empire (Império americano), Harvard 2002 e o de Michael Mann: Incoherent Empire, (Império Incoherente) Verso 2003, son  importantes. Semella fora de dúvida, ainda que non podamos discutí-lo en profundidade, que o expansionismo americano foi unha opción que arrinca desde case o comezo da Grande República e que nos há abocado a unha situación de imperialismo hexemónico. Sami Nair, cuxo libro acaba de ser publicado en España, (O império fronte á diversidade do mundo, Areté 2003) distingue entre império e imperialismo. A distinción que se opera case dun modo filosófico, nos pode facer sorrir aos que tivemos a má fortuna de escoitar longamente o eslogan de: ”polo Império cara Deus”, desde un poder de estado en que existia como desexo irrealizábel (ainda que se cadra non no caso de “Perexil”), o atinxir un império imposíbel. Unha das maiores perguntas actuais é a de saber se o império sistémico dun capitalismo global, formal ou informal, poderá ser levado a cabo unilateralmente por un país hexemónico, como son os EE.UU ou de modo multilateral como Kautsky pensara. Bacevich indica-nos, que o impulso cara a apertura comercial e financeiro-internacional, de EE.UU., é un proxecto cobizoso de estabelecer un novo império e que este propósito e o militarismo que o acompañou, se han acentuado , seguindo unha tendéncia existente desde longo tempo. Para Bacevich, co que concordo, o atentado do 11 de setembro foi un pretexto para intensificar esa política. Tanto Mann como Johnson comparten estas ideas. Mostramo-nos de acordo coas pesimistas conclusións destes autores, e sinalamos con particular interese, que xa G. Kennan (citado por Zizek) sinalaba fai moitos anos o seguinte: ”Temos (en EE.UU.) o 50% da riqueza mundial, pero só o 6,3% da sua povoazón. nesta situación, a nosa tarefa no futuro há de ser a de manter esta situación de disparidade. Para o facer , teremos que prescindir de calquera sentimentalismo… deberíamos de deixar de pensar sobre direitos humanos, como aumentar os níveis de vida, ou a democratización”. Ao egoísmo imperialista que sempre há caracterizado a posición internacional de EE.UU. debemos de engadir a actitude egoísta da maior parte dos cidadáns deste país, non só ante os paises estranxeiros si non ante os próprios. nunha crítica de libros publicada polo economista e prémio Nobel, Solow, (no New York Book Review, 23 do 3 do 2000) sinalaba que: ”o que distingue realmente aos EE.UU. é a indiferenza coa que a maioria contempla a pobreza da minoria”. Estas observazóns concordan coas anteriormente mencionadas sobre a conciencia retributiva e individualista daquela povoazón. Do mesmo modo, Bacevich, Mann e Johnson din-nos que o imperialismo de EE.UU. é hoxe dia unha realidade, como foi unha realidade o império romano, sinalando que a gobernanza dun império se apresenta non só como económica e política, si non tamén, militar e moral. Hoxe dia a povo de EE.UU. non pode evitar o que este país trate de ser un império e aceita o que moitos dos seus lideres promovan mitos e fantasias de inocéncia, democrácia, e prosperidade, que ao non concretarse, poden dar lugar a respostas enganadas. Michael Mann sinala que nestes momentos EE.UU. está ”ameazando a orde e a paz do mundo”, debido a que están a levar a cabo políticas extraordinárias, arriscadas e militaristas. Mann cree de todos modos, que as bases ideolóxicas e económicas de EE.UU. nas que se sustenta a sua acción imperialista son moi débis, e que a única base de poténcia real nestes momentos é a sua capacidade para debilitar e coaccionar á maioria dos paises do terceiro mundo.
Vários autores sinalan o paralelismo entre a acción política dun país no interior e no exterior. A un impulso imperialista no exterior, corresponde unha acentuación dos mecanismos de seguranza no interior e un debilitamento dos direitos humanos no seo do país. Por exemplo ás homilías idealistas de Wilson estaban unidas a unha aguda percepción do interese nacional, o que daba lugar, como dixo Kissinger a unha espécie de ”real politik”, e a leis tan duras de represión doméstica, como a lei de espionaxe de 1917 e a de sedición de 1918. De igual modo está a operar nestes momentos a ”lei patriótica” e o endurecemento realizado pola Administración de Bush, de toda clase de direitos humanos, incluídos os direitos dun inimigo difuso, sen raias nen direitos, ao que se denomina “terrorismo” e é un cómodo substituto ao comunismo da “Guerra Fria”.
As duas grandes perguntas que se plantean na situación actual son: primeiro, se o nível estructural sistémico-mundial e globalizador é capaz a través dos seus mecanismos de estender o mercado e a acumulación conducindo a unha converxéncia entre rexións ricas e pobres; e a segunda, é a de saber se os mecanismos económicos poderian transcenderse, nun caso menos expansivo mediante unha acción  redistributiva e voluntarista. A maioria dos economistas, como eu, chegan á conclusión de que os mecanismos de mercado conducen a unha maior desigualdade na realización do valor ou a plusvalia. É por iso que o capitalismo tal como o coñecemos conducirá funciónalmente, e de modo inmanente, polos seus mecanismos económicos, a un maior desigualdade. Se respondese afirmativamente, situación que non me semella  atinxibel, ao segundo interrogante iso abriria un camiño de reforma para o sistema dun sesgo político-intencional. As propostas actuais de ATAC, do imposto Tobin sobre a circulación de capitais, etc., corresponderían a esta posición reformista parcial, que  poderia estender-se . Considero que esa acción esixiria unha reforma política moral e intencional oposta ao egoísmo nacional e ao ”afán de poder” de que nos fala Nietzsche, que aqueixa príncipalmente ás élites detentadoras do poder político, e que consideramos moi improbabel. Se o camiño reformista nos aparece pechado e o camiño estructural do sistema de acumulación e troco conduce a un novo caos de desigualdade, semellaria que a única solución posíbel seria a de lograr unha modificación estructural dos seus mecanismos de acumulación e troco, que responderia á vella disxuntiva de socialismo ou barbarie. deste modo lograria-se que a humanidade superase a dinámica dos impersoais mecanismos de acumulación e troco, logrando que a sociedade se adapte a unha organización na que a capacidade produtiva social (que Marx chamaba do traballador social), se adapte armoniosamente ás necesidades da sociedade. deste modo a disxunción-separación entre intencionalidade política e acción económica, transcenderia-se ou transcenderia nunha unidade. neste ponto ”o económico” apareceria unido, e á vez subordinado a unha intencionalidade política baseada en necesidades sociais reais, aceitadas por unha totalidade, que elaboraria a vella idea do interese xeral. Ainda que non considerando-a factíbel a elaboración dunha nova conciencia social e dos mecanismos institucionais e sociais de mediación, (que superarian os mecanismos actuais de partidos e Estado) poderia ser a grande labor dun futuro, negador da barbarie.
P- Que que valor concedes a certos elementos ideolóxicos como vos que operan a través dos “neo-conservadores?
R- Antes de nos referer aos neo-conservadores, que é algo moi sobado, convén que lembremos que lembremos que levamos longos anos rodeados dunha longa série de patrióticas patrañas. No Reino Unido, por exemplo se nos afirmou que aquel país poderia ser vítima dun ataque en poucos minutos, procedinte de Irak, e de que ou sátrapa daquel estado dispuña de armas de destrucción masiva (ADM), mentira, que dito sexa de paso Blair repete non 2004 .A suposta convicción baseaba-se en que tanto RU como EE.UU. foran as fundamentais proveedores daquelas armas. As notícias de última hora referinte a esas armas e ao controlador estadounidense David Kay son negativas e esmagantes, (vexa-se , por exemplo ou artigo de Michel Massig: “Iraq now they tell us”Irak, din -non-o agora. na New York Review of Books-26-2-2004) ou que indica que se iniciou unha guerra baixo unha premisa falsa que ou próprio, belicista Wolfowitz semella admitir cando fala de: “espionaxe defectuoso”. En paralelo con isto ou inocente Bush II (que enviou a Collin Powell con “pomiños e fotografias probantes” á ONU) dei-nos que se mostra moi propício a saber a (¿cru?) realidade dous fiñas e a docta Conselleira de Seguranza, Condoleeza Rice, mostra-se estupefacta pola escasa capacidade dó sátrapa de Bagdad para actuar raciónalmente, iso se, seguindo vos criterios imperantes nos EE.UU.. Como nos sinala Maureen Dow, a clase dirixinte (neo-conservadora) que monopolíza ou poder en EE.UU. non há asimilado aínda a lición de Vietnam de”:non iniciar unha guerra sen comprender a cultura dous antagonistas ou esaxerando a ameaza que subpoñen”. A diferenza entre vos integrantes dó “Cume dás Azores” é que mentres que ou Presidente de EE.UU. tivo que retractarse , ou dado marcha atrás nas suas afirmacións e ou Sr. Blair tivo que sacrificar a algun pequeno comparsa, (con algun “esquisito cadáver” por añadidura) ou Sr. Aznar nada sacrifica e segue nos seus nada orixinais trece. Lembremos que a intoxicación dá opinión pública ten unha longa tradición, desde a opinión dó Presidente Polk sobre México e as suas xentes, ou “Maine” e a nosa guerra con EE.UU, a “traizón” de Pearl Harbour, ou incidente dó Golfo de Tonkin etc. Que esquema contínua. Que controlo dos meios de difusión de masas agora fai-nos mais eficaces e perigosos, iso é todo.
A última mensaxe de Bush II sobre “O Estado dá Unión” reitera, xunto a vellos e gastadas mentiras, a suposta necesidade de levar a cabo ataque prevenitivos, alá onde fose “necesário”, con un arrogante unilateralismo para, xogando co medo dá povoazón, (como fixera ou Presidente Truman ao iniciar a “Guerra Fria”) facer prolongar as policíacas leis “patrióticas”, necesárias, segundo o, para se defender dunha ameaza terrorista sempiterna. O oportunismo electoralista mais burdo, a inflación dá imaxe própria, (que fai aparecer case humana e inocente a operación de “lifting” de Berlusconi) ou conservadurismo de moral sexual mais rancio, a reafirmazón dó mito dá santidade de propósito estadounidense e dó seu “destino manifesto” redentor, encarnado nun povo eleito pola divindade para levar a bon fin a tarefa imposta pola história, brillaron con un plúmbeo continuismo non seu lamentabel discurso.
Neste contexto debe de se situar ou debate sobre  onerosa influencia dous neo-conservadores sove a chamada “camarilla Bush”. Para non aburrir aos nosos leitores lis remitimos á leitura dó troco cruzado entre Michael Lind , ( Como vos neo-conservadores conquistaron Washington e lazaron unha guerra;http://www.salon.com) e Max Boot (o mesmo un neo-conservador) na revista “Foreign Policy” ( Xaneiro-Febreiro2004) e á mais accesibel tradución (aparecida Na Vanguarda de 25-1-2004) dó artigo de J. Polk en que se repeten alguns extremos dó anterior troco. Acaba de se publicar un interesante estudo biográfico sobre a família (mellor diríamos dinastia Bush) de Kevin Phillips. Ameriran Dynasty (dinastia Americana) Allen Lane, Pemguin 2004 que dá cumprida conta dá enorme corrupción moral e económica daquela família. Aparte dun conglomerado de suxos negócios, Phillips sinala a converxencia dunha ideoloxia de fundamentalismo cristián, a acción decidida de élites moi parciais, como a petroleira, a dous bancos de investimento, a farmacéutica tabaqueira etc, e a promoción dun “Estado de Seguranza” con concomitancias contínuas coa C.I.A.
Nós criemos, xunto con Mann, que a realidade e a notabel permanencia dun “interese nacional” conceden-lle un valor menor, ainda que non desprezábel, á ideoloxia neo-conservadora. Antes de tratar daquelas ideas debemos de lembrar a Gramsci, cando distinguia vários níveis de elaboración nun aparello ideolóxico, distinguia ou representado, por un lado, pola fé dó carboeiro e por outro a teoloxia dó cardeal, ambos membros dá Igrexa Católica. Aos “cardeais” Kissinger ou Brzezinski seguiu Bush II; e a sua vantaxe é ou de que co seu elemental sinxeleza se achega á maioria. Para nós esta influencia existe:
1º. Porque asaltó a un grupo social e  economicamente parcelario que asaltou ou poder.
2º. Porque os neo-conservadores viron na desintegración dá vella URSS unha ocasión desaproveitada, (sobre todo por Clinton) de estender a “orde imperial” sen lograr un multilateralista direito internacional ou un rexime de alianzas non submisas.
3º. Porque a “nova orde” conduce a un rexime autoritario e policíaco neofascista ao servizo dun capitalismo global-nacional que eles favorecen e dó que esperan ser “lideres” indiscutidos
4º. Porque se apoian progresivamente sobre ou grupo sionista mais extremo, ou sector militar mais militarista e a utilizazón de toda clase de ADM príncipalmente atómicas. Vexa-se sobre lestes últimos pontos ou libro de John Newhouse: Imperial America, Alfred A. Knopf 2003.
Visto ou anterior a maior disxuntiva estabelece-se deste modo:
1º. Ou ben unha retirada dun neo-macartysmo propiciado polos corruptos mecanismos políticos e electorais.
2º. Ou ben unha espécie de fuxida cara diante en que Bush II propiciaria unha extensión conflictiva (guerra a paises non sometidos) para se converter de novo nun símbolo nacional e garantir, xunto coa sua reeleizón, un relanzamento económico por meio de mais gastos bélicos.
3º. Un xogo pacífico de relevo en que, como lle aconteceu ao seu pai fose derrotado eleitoralmente e ser substituido por un novo poder imperialista menos unilateral e brutal nos seus métodos.
En contra un afirmado polo meu admirado Michel Beaud, penso que ou capitalismo globalizado segue tendo unha duplo e contradictoria dialéctica entre ou nacional (representado por un certo nacional-protestantismo) e ou falso internacionalismo, representado por unha nova emerxente clase burguesa internacional que poderia asentar-se nunha división mundial Norte-Sul ou nunha contradictoria loita entre grandes, emerxentes burguesías rexionais competitivas á vez que explotadoras dó “Sul”. O libro de Beaud está suspendido entre a inquedanza e ou optimismo lembrando a terríbel frase de Nietzsche cando dei que: “O que ven é ou home entre todos desprezabel porque nen tan siquieira saberá desprezar-se mesmo a se mesmo.” Convén, como di Beaud opor-se a un optimismo beato e inconsciente e opor-lle ou deber de responsabilidade a que nos conduce ou meditar sobre vos problemas que nos confrontan.
Cando Adorno nos fala en vários dous seus escritos, dó indivíduo na sociedade burguesa como un elemento de ”enxebre negatividade”, iso debe de se entender non só de modo descritivo si non tamén normativo. Só a través dun sentimento de negatividade, de negación, de crítica á totalidade, tan mendaz, na que vivemos, podemos construir unha conciencia revolucionária. O indivíduo satisfeito non é, por definición, movilizabel para calqueira tipo de acción que tenda á encarnación dun futuro utópico. É a esta ingrata e demoledora misión á que debe de abocarse calqueira acción que se pretenda revolucionária.
GLOSAS:
O “milagre” se baseaba nunhas insostenibeis entradas de capital especulativo e dunhas expectativas bolsistas totalmente irracionais, asentadas nun hipotético futuro brillante das indústrias de información e comunicación.
Penso que a chamada ciéncia económica oficial se atopa nun cómodo beco sen saída de abstracción formalista e matemática, totalmente abstracta,e alonxada da realidade.
Di -se-nos que a crescimento do PNB de EE.UU. durante o terceiro trimestre de 2003 estima-se en 8%. O que non se nos menciona é que a maior parte desta crescimento se debe ao efeito do incremento vertixinoso do gasto militar e un fráxil gasto de consumo..
O enorme tamaño da déveda exterior de EE.UU. a case unha metade do seu PNB. deste modo EE.UU. chegou a ser a escala mundial o principal devedor mundial.
Desde fai moitos meses Paul Krugman fustiga ao Presidente Bush II e á sua Administración pola adopción dunha política económica desastrosa que pode encamiñar á economia mundial cara un futuro desastroso.
En toda acción imperialista subsisten ás veces elementos anacrónicos, por exemplo, en Irak a dialéctica da consecución dunha posición privilexiada nun sector oferente dunha matéria prima (petróleo) leva ao poder imperial a exercer unha función arcaica de ocupación, completamente contrária ao ideal e lóxica mais moderna, do “império informal” baseado nun domínio comercial e financeiro.
Unha das maiores perguntas actuais é a de saber se o império sistémico dun capitalismo global, formal ou informal, poderá ser levado a cabo unilateralmente por un país hexemónico, como son os EE.UU ou de modo multilateral como Kautsky pensara.
A un impulso imperialista no exterior, corresponde unha acentuación dos mecanismos de seguranza no interior e un debilitamento dos direitos humanos no seo do país.
A maioria dos economistas, como eu, chegan á conclusión de que os mecanismos de mercado conducen a unha maior desigualdade na realización do valor ou a plusvalía.
Convén, como di Beaud opor-se a un optimismo beato e inconsciente e opor-lle ou deber de responsabilidade a que nos conduce ou meditar sobre vos problemas que nos confrontan.
O indivíduo satisfeito non é, por definición, movilizabel para calqueira tipo de acción que tenda á encarnación dun futuro utópico. É a esta ingrata e demoledora misión á que debe de abocarse calqueira acción que se pretenda revolucionária.